“¿Cuándo llegará el tiempo en que habrá únicamente seres humanos? Es posible que solo veamos llegar ese dichoso momento en unos pocos lugares. Pero no lo veremos acaecer en todas partes. Pasarán siglos antes de que esto suceda”. Con estas palabras comienza una carta que Beethoven escribió a uno de sus mejores amigos el diplomático Heinrich von Struve que cumplía una misión en San Petersburgo. (Babelia, El País, 13 de diciembre de 2019)
Certera visión de un genio sordo que experimentó en propia persona la plenitud de lo humano: la dignidad. Beethoven nació el 17 de diciembre de 1770. Cuando Adolf Hitler triunfaba en 1933, habían transcurrido 163 años del nacimiento de Beethoven. Cuando el manuscrito de apretada caligrafía de la carta a von Struve fue descubierto en 2012, eran 242 años del nacimiento del autor de la Novena Sinfonía. El 17 de diciembre de 2020 se cumplirá un cuarto de milenio de nacimiento del autor de la dignidad puesta en música de un modo extraordinario.
Alemania celebra con meticulosidad jamás vista, con suspiros de gozo– que más son suspiros de alivio– el nacimiento de quien se ha constituido en el Cordero de Dios que hace llorar al mundo por el horror de los campos de concentración nazis.
El nazismo fue la negación de la dignidad humana. Será la inmortal y purificadora música de Beethoven la que mitigue la vergüenza alemana. “¿Cuándo llegará el tiempo en que habrá únicamente seres humanos?” Beethoven escribió “Menschen”. Un vocablo tan rico que incluye en sus múltiples significados la luz que guió lo mejor del Humanismo alemán. A propósito de estas cavilaciones, recomiendo a los lectores de EL COMERCIO leer a Peter Watson sobre Alemania como tierra de genios. Lo leí hace muchos años. Al escribir esta columna ando sin internet es decir sin memoria para consultar el nombre de TAL libro. Para un viejo de 91 años como yo, que se vaya internet es como si Simón Espinosa C. hubiese sufrido derrame cerebral masivo.
Volviendo al tema de Beethoven me parece que la canciller alemana Ángela Merkel debió de haber tenido una conexión especial con el espíritu humanístico de la música del genio, y que por eso pudo abrir sin trepidar las fronteras de Alemania a los migrantes del mundo que son quintas sinfonías vivientes y esto le ha costado a ella subir al Monte Calvario y llegar al heroísmo que fue con la dignidad la nota más saliente de este hombre excepcional.
“Beethoven es un hombre que piensa y que tuvo una sensibilidad especial. Pero en su vida y en su obra el hombre que siente está siempre al servicio del hombre que piensa”, especulan Jean y Brigitte Massin, en su biografía de Beethoven. “Y de un extremo a otro de este libro, es el genio individual de Beethoven el que se hace cada vez más próximo y fraternal a cada lector”, (contraportada). Lo prueba la cita inicial de esta columna. Es que todos los hombres somos hermanos y misas solemnes.