Juan Carlos Jácome Ruiz
Silicon Valley Bank
Por cada dólar que capta un banco, una fracción de este va al encaje bancario, mientras que lo restante podría ser concedido como crédito a terceras personas. Si estas terceras personas depositan todo o parte de estos valores en la misma institución, esta podría nuevamente dar nuevos créditos de aquello disponible. Y es que la banca funciona así, en donde un dólar inicial en depósitos está asociado con más de un dólar en créditos.
Ahora, los dólares en depósitos, al ser transformados en crédito, no necesariamente estarán disponibles en todas las cuentas de sus depositantes por si estos decidieran en simultáneo retirar dichos valores. Pero ¿cuál es la probabilidad de que esto ocurra? De seguro este es un evento muy improbable, sin embargo, esto no quiere decir que no pueda ocurrir. Las pandemias, el ganar la lotería, la Gran Depresión de 1929 y muchos casos más caen en esta categoría de eventos. De ahí que decidir cuánto estará dispuesto un banco a colocar en créditos de todo aquello que va captando, es una decisión basada en probabilidades.
Sin duda alguna el Silicon Valley Bank no pensó que sus inversiones en bonos federales perdieran valor por el alza de las tasas de interés en los EEUU. Tampoco esperó que la pandemia hubiera alterado tanto el repago de su cartera de crédito como ocurrió, impactando aún más sus activos. No vio venir el retiro de sus fondeadores, ni jamás esperó que esta combinación de eventos poco probables hubiera desencadenado una corrida masiva de depósitos de su banco, para la cual no iba a contar con la liquidez del caso para poderla soportar.
Y es que manejar adecuadamente los negocios y sus finanzas no pasa por asentar nuestras decisiones en lo reciente, en lo común, en lo frecuente, sino también en mapear y monitorear el comportamiento probabilístico de aquellos escenarios que suelen lucir como improbables.