Te acuso Rafael que mientras disfrutabas tus vacaciones este fin de semana en Galápagos o en algún punto del planeta, me pasé todo el domingo leyendo tu libro, cuyo título ‘Siete’ resulta más corto que estornudo de gato, pero que deja a las claras tu madurez narrativa.
La técnica literaria seguramente será contada durante la presentación del escritor Óscar Vela Descalzo. Mi aporte es dar insinuaciones por dónde quiere ir el autor para llevarnos a situaciones descarnadas de una realidad urbana.
Se narra una vida intensa, con bastante irreverencia, porque si algo hay que reconocer en Rafael Lugo es su carácter frontal para decir las cosas por su nombre. Solo a Lugo se le ocurre dedicar la obra “a la memoria del elefante asesinado por el rey Juan Carlos I”.
La locura está presente en gran parte de la novela que será presentada mañana en la discoteca Blues, donde antes funcionaba el cine República, uno de los tantos que murieron tras el surgimiento de las grandes cadenas cinematográficas y luego del invento del reproductor de películas.
El presentador (no el lanzador, porque nunca he entendido eso de lanzar un libro) talvez explique el eje literario y el papel de los protagonistas. Hay tres que perduran en la narración: Íñigo, el enamorado contumaz; Virgilio, Pamela y la esquiva Caridad, motivo de borracheras interminables al calor del Jack Daniels, ese whisky agringado que generalmente se combina con Coca-Cola.
El crimen pasional tiene un hilo conductor muy bien pensado, así como el búho, de donde sale el nombre de la novela.
“Cuando fui paciente de un hospital psiquiátrico las enfermeras pensaron que tenía pasta de motivador. Me pidieron que hablara con los más tristes y les alegrara la vida. Al amanecer del siguiente día uno de mis primeros motivados se ahorcó con el cordel de unas cortinas. Tuve éxito”.
Llama la atención la descripción que hace de Quito: “La ciudad (vista desde el Parque Metropolitano) parece un tapete arrugado entre el mismo parque y el volcán Pichincha. Quito asila a dos millones de enemigos y un puñado de habitantes”.
Es una novela que mantiene una secuencia narrativa. Ninguno de sus capítulos deja de tener drama, aunque tampoco escapa la ternura.
Rafael Lugo publica desde el 2002 sus artículos en la revista SoHo, cuyos textos se resumen en un libro titulado ‘Al dente’. Antes, el 2007, publicó un libro de relatos ‘Abraza la oscuridad’ y el 2008 la novela ‘Veinte’.
No me corresponde, porque no soy crítico literario, analizar el aporte de Lugo a las letras ecuatorianas, pero me atrevo a insinuar que con ‘Siete’ se consagra como narrador y eso lo ubica dentro de un grupo selecto de buenas plumas contemporáneas junto a Óscar Vela, Santiago Páez o Eduardo Varas, solo por dar unos ejemplos que conozco.