Siento una profunda decepción por la absurda intervención de la sucia política en los temas de seguridad. Me refiero a la marcha funeral que organizó Vicente Sarmiento con el afán de demandar reformas al sistema penal y para impedir que el crimen de su hijo quede en la impunidad o en el limbo.
Resulta que un ministro con un pasado militante en la tan desprestigiada ‘partidocracia’, que antes tenía posturas de izquierda, plantea ahora una nueva tesis para intentar demostrar que ‘Vichito’, el hijo adolescente de Vicente Sarmiento, no murió por escopolamina, sino por una sobredosis de alcohol.
Por favor señor Ministro, si bien a usted no tiene por qué dolerle la muerte de un chico que ni conoce, no mezcle un caso doloroso para la familia Sarmiento en un entuerto político destinado a deslegitimar la marcha funeral organizada la semana pasada en Guayaquil. No interesa si acudió bastante o poca gente, duele lo que ocurrió a la familia Sarmiento-Ledesma que nunca intentó politizar su tragedia.
Al contrario, el señor Sarmiento siempre se mostró respetuoso con el Presidente de la República, a quien invocó como el único líder capaz de promover un cambio radical en las leyes que hoy son tan benévolas con los delincuentes. Suponiendo que el joven ingirió alcohol y murió por borracho, ¿no sabe el funcionario que el muchacho fue secuestrado y que eso es un delito que solo cometen los delincuentes?
Quiere traer a una supuesta experta francesa que según dice aclaró la muerte de Bosco Wisuma. Entonces que aproveche el viaje y que de una vez investigue la muerte del general Gabela, cuya esposa participó en la marcha funeral con su legítimo derecho a protestar porque está consagrado en la Constitución de Montecristi, que caducó antes de cumplir tres años de vida, tal como se desprende de las enmiendas propuestas por el poder político.
La fundación que preside Sarmiento se consolidó gracias al asesoramiento de Juan Carlos Blumberg, un argentino que también perdió a su hijo por causa de un secuestro. ¿Saben lo que dijo un Diario gobiernista respecto a este caso? Que Blumberg es un empresario de extrema derecha. ¿Entonces por ser de derecha la vida de su hijo no importa? La asquerosa política definitivamente hace perder la razón.
En vez de politizar los temas de seguridad, sugiero a los funcionarios públicos que lean una carta, publicada el domingo, de una señora que perdió a su anciano padre durante el asalto a su casa. El octogenario había obedecido la sugerencia presidencial de dejarse robar, de dejarse patear por los delincuentes.
Pero su instinto de hombre no soportó cuando con la cacha de un revólver le rompían la cabeza a su también anciana esposa y reaccionó. El octogenario fue acribillado por los desgraciados.