Al haber mantenido las presidencias del Consorcio de Gobiernos Provinciales del Ecuador (Congope) y de la Asociación de Municipalidades del Ecuador (AME), el Régimen se apunta una nueva victoria política que acentúa el ‘hiperpoder’.
El cambio brusco del sistema clásico de los pesos y contrapesos de los poderes fue alterado en la Asamblea Constituyente de Montecristi, al suprimirse el factor de independencia, que es una fuente de equilibrio democrático.
A la captación de las curules de la Asamblea, potenciada por el método de asignación de escaños, a la visión de ‘meterle las manos a la justicia’, se sumó el cambio del poder electoral desde una representación multipartidista hacia una conformación que se presta para dudar de la independencia respecto de AP.
Adicionalmente, el poder de la Participación Ciudadana se quedó en una consigna frente a las influencias políticas.
Ahora, y aun con los resultados variados y pluri-ideológicos de las elecciones del 23 de febrero, el Régimen consolidó el respaldo para dos militantes que, más allá de sus méritos personales, al deberse a AP no garantizan independencia de acción desde la presidencia de los dos organismos seccionales.
Junto a este operativo que le permitirá mantener el control político seccional, el Gobierno ha decidido cambiar a los gobernadores en siete de las provincias donde tuvo reveses electorales.
Otras normas legislativas de reciente aprobación, o que están por aprobarse, refuerzan el modelo concentrador.