Nuevamente está en discusión la eliminación del subsidio al gas. El lunes, con motivo del relanzamiento del programa de sustitución de cocinas de gas por inducción, la ministra de Electricidad y Energía Renovable, Elsy Parodi, ha mencionado que el gobierno del presidente Lenín Moreno está analizando la posibilidad de suprimir ese subsidio.
Para el 2018 el gobierno nacional ha asignado USD 3479 millones a 16 subsidios. Y aunque una parte de estos recursos se destinan a grupos vulnerables, la mayor parte de este rubro es para los combustibles.
El Fisco gastará este año USD 1707 millones en subsidio al diésel, gas, gasolinas y otros. El monto más alto corresponde al diésel (aproximadamente USD 1000 millones). Los principales sectores beneficiados son la pesca artesanal, el transporte público y de carga. En cuanto al gas, el Estado erogará en lo que va de este año USD 468,18 millones, siendo el sector más favorecido el de los hogares. No obstante, un porcentaje nada despreciable se pierde por concepto del contrabando que se sigue dando a través de las fronteras y por mar (especialmente diésel).
Si la decisión del Gobierno es eliminar paulatinamente los subsidios a los combustibles, primero habría que enfocarse en disminuir el contrabando. En segundo lugar, si comparamos el peso financiero que tienen ambos subsidios, es más conveniente focalizar o reducir parcialmente el subsidio al diésel. Y así como la ministra Parodi habla de sustituir las cocinas de gas por las de inducción, en el caso del transporte público y de carga debería haber un plan consistente de sustitución de unidades de diésel por eléctricas. No solo por la imposibilidad del Estado de seguir cubriendo los subsidios sino un motivo de carácter ambiental y de eficiencia energética.
En algunos países ya se está trabajando en este sentido. El gobierno del presidente chino, Xi Jinping, ha anunciado que en un futuro muy próximo dejará de producir autos que funcionen con combustibles fósiles. Para el 2025 en Noruega no se podrá comercializar autos de diésel o gasolina. Reino Unido y Francia harán lo mismo pero para el 2030 y 2040, respectivamente.
Si tenemos como país un gran potencial de generación hidroeléctrica y apenas usamos 3692 megavatios (MW) de una capacidad de generación de 8036 MW, lo lógico no es eliminar el subsidio al gas sino bajar las tarifas de energía eléctrica.
Por ello, las 3 estrategias mencionadas por la ministra Parodi para reemplazar las cocinas de gas por las de inducción no van a funcionar (mantener del subsidio de 80kw hasta el 2024, subir el monto de financiamiento para cocinas de hasta USD 800 y ampliar el plazo de pago de 36 a 48 meses) si no hay una reducción de las tarifas.
Así como muchas decisiones pasan por un análisis de costo/beneficio, el factor credibilidad y confianza es también crucial. ¿Qué nos asegura que si bajan las tarifas de energía eléctrica, estas luego no van a subir por decisión del gobierno?