La noche del viernes 13 era de fiesta. Terminó en tragedia. El terrorismo atacó de nuevo en esta que parece una venganza contra la dignidad humana.
París, otra vez París, aquel de la sangría todavía presente de Charlie Hebdo.
El terrorismo ataca de nuevo.
Antes fueron las Torres Gemelas de Nueva York. Brutal atentado con una masacre.
Luego las estaciones de metro. Lloró Madrid, y sigue llorando. Lloró Londres y la seguridad y la invasión a la privacidad con cámaras que no alcanzan, muestran la cara más siniestra del terrorismo.
En enero París sangró por la reacción terrible contra la revista Charlie Hebdo. Una revista de caricaturas descarnadas tuvo su réplica con asesinatos. Luego un mercado israelí. Entonces fue el Estado Islámico ( EI).
Es el mismo grupo que busca instaurar un califato. Que se toma parte del Iraq, desguarnecido por sus problemas internos que sucedieron a la invasión y muerte de Saddam Hussein. Ese mismo Estado Islámico que ataca también Siria y se toma sus pozos petroleros. Son los despiadados terroristas que a nombre de una facción religiosa fanática, fundamentalista decapitan víctimas inocentes, casi siempre occidentales, graban videos y los difunden por todo el mundo, para aterrarnos a todos.
Son los que festejaron la explosión de un avión ruso, los que atacaron a otra facción terrorista en Beirut, el temible Hizbolá que tiene orientación chiita y ataca Israel con frecuencia y misiles letales. Ahora recibió un ataque de los sunitas del Estado Islámico.
EI amenaza a Rusia como represalia por sus bombardeos. Francia se sumó a ataques con las fuerzas aéreas norteamericanas.
Los terroristas sunitas festejan los últimos atentados en París en el Estadio de Francia y la sala de fiesta. El presidente Hollande fue evacuado del estadio donde estallaron las bombas en pleno partido de las selecciones de Francia y Alemania. Hay emergencia y cierre de fronteras. El mundo está loco y el terrorismo mata y gana una partida… duele.