Hablar de la lectura, el acceso a los libros, las bibliotecas y los centros del pensamiento resulta un tema recurrente, apasionante e inagotable. Forma parte de la columna vertebral para desarrollo de los pueblos. Un tema que involucra a todos los sectores, pero que requiere de una política de Estado. Una sociedad que no lee no avanza. Pequeños grandes países hicieron eso, salieron adelante y están ubicados entre los primeros del planeta en educación, desarrollo humano, transparencia, competitividad.
En el caso ecuatoriano, según datos oficiales del INEC, el 73,5 por ciento de los ecuatorianos tiene el hábito de leer, pero cinco de cada 10 leen de una a dos horas semanales, lo cual resulta poco, más todavía cuando no se valora la calidad de los contenidos.
Este fin de semana hubo un debate ilustrativo en Ecuadoradio sobre los desafíos frente a las políticas sobre la lectura, el acceso a los libros y las bibliotecas, con la participación de dos autoridades: el ministro de Cultura, Paco Velasco, y el subsecretario de Educación, Fredy Peñafiel. También dos expertos en la materia: el escritor, académico y uno de los fundadores del liquidado Sistema Nacional de Biblioteca, Francisco Delgado, y la directora del programa Escuelas Lectoras que promueve la Universidad Andina Simón Bolívar, la docente Soledad Mena.
Un logro destacado en estos tiempos el sentar a un debate discrepante pero respetuoso sobre un tema de educación y cultura. Confrontar ideas, tesis y argumentos sobre algo que debe estar en la conciencia de todos e involucrar primero a padres de familia pero también a las autoridades, docentes y el sector privado que promueve los libros.
Se destacaron las políticas, planes y obras, la estructuración del proyecto de código orgánico integral, aunque no exista aún un plan de lectura a escala nacional, pero también críticas por la demora e incumplimiento de disposiciones al más alto nivel. Dos exministras del ramo habían sido llamadas la atención en Bogotá por el Primer Mandatario con ocasión de la anterior feria internacional del libro, pero este tema no avanzó.
Una de las autocríticas fue el reconocimiento de la falla de todos y que vale la pena preguntarse qué ha hecho cada uno de los sectores en esta tarea, incluidos los medios de comunicación. Cada cual debe responder por lo realizado o lo que ha dejado de hacer.
Sin embargo, un tema fundamental convoca a la construcción de un plan nacional de lectura a partir de la concienciación sobre la necesidad que tiene cada persona todos los días en este campo. Primero crear la necesidad de esta valiosa actividad, que se sepa leer y comprender y confiar en los saberes y los conocimientos. Transformar en una sociedad lectora incluso para que también el Ecuador sea leído en el exterior con todas sus bondades y sus riquezas.