Al menos, de manera proporcional. Warren Buffet es uno de los inversionistas más exitosos del mundo y su fortuna es mayor que el Producto Interno Bruto de Ecuador. Hace 10 años escribió una columna de opinión para el New York Times llamada “Dejen de proteger a los súper millonarios” y en ella explicaba por qué él pagaba menos impuestos que su secretaria.
Resulta que la lógica tributaria normalmente otorga tantas exenciones y vericuetos a las grandes fortunas que terminan declarando un porcentaje menor. Por ejemplo, el año en que Buffet escribió su columna, pagó cerca de 7 millones de dólares, que equivalía a menos del 18% de sus ingresos anuales. En mi caso, por ejemplo, que vivo en Washington DC, los impuestos se llevan por encima del 33% de lo que gano.
Alguien dirá que este escenario pertenece a una realidad ajena que no aplica al Ecuador, pero en nuestro país también es la clase media la que sostiene la base del fisco y eso se verá con mayor claridad con la nueva Reforma Tributaria. Aumentar el Impuesto a la Renta a quienes ingresen más de USD 2.000 al mes y reducir los deducibles es un doble garrotazo. Puede que suene a un salario holgado, pero ¿qué pasa con los hogares que tienen un solo jefe de familia o un solo ingreso? La clase media es siempre la del sacrificio aunque luego decimos que queremos impulsar a los emprendedores y auspiciar a los jóvenes profesionales.
Una clase media estrangulada no solo que tiene menor o nula capacidad de ahorro sino que además está más expuesta a endeudarse de manera inorgánica en el gasto corriente para poder balancear el presupuesto. Ojo con las carteras vencidas.
Pero todo esto ocurre porque en la política económica de este y de otros gobiernos ha habido vacas sagradas que bien podrían ayudar a equilibrar las cuentas pero que son intocables por miedos políticos. El caso clásico es el subsidio al gas de uso doméstico. ¿Qué tal si el precio se empezaba a ajustar 1 centavo al mes durante el mandato del presiente Moreno? El otro cuco es el Impuesto al Valor Agregado.
El IVA en Colombia llega al 19% aunque algunos productos alimenticios pagan mucho menos. En Perú es del 18%, en Chile es del 19% y en Uruguay es del 22%. El Salvador, cuya economía dolarizada también tiene menores índices de inflación, grava las transacciones con una tasa del 13%. Lo que hemos fomentado con combustibles subsidiados y un IVA tan bajo es contrabando a manos llenas.
Y así regresamos a la tesis de Warren Buffet. ¿Pagan proporcionalmente menos impuestos los ricos en el Ecuador? Ya se cuantificará a finales de año, pero por lo pronto queda claro que los ricos tendrán que hacer menos sacrificios y que sus hijos, por ejemplo, no tendrán que elegir si estudian o trabajan. Veremos también a conocidos personajes evadiendo, como el excéntrico bananero o el candidato sensación. El impuesto es una suerte de alquiler que se paga para vivir en un país, y en Ecuador acaban desubir la renta sin muchas mejoras a la vista.