Próximo a cumplir su mandato, Rafael Correa afirmó en su último Informe a la Nación que estábamos frente a una década ganada.
La afirmación (grandilocuente, mas no original ya que es una expresión que acuñó el proyecto político de Néstor Kirchner y Cristina Fernández en Argentina, en alusión al período 2003-2015) encuentra su justificación en las profundas transformaciones que deben ser sí reconocidas.
Ecuador avanza en dirección a un país más inclusivo, más equitativo.
“Ecuador ya cambió” es la expresión que simboliza el deseo de no retorno a ése país exclusivo para pocos, que no tenía en cuenta a las mayorías y a sus deseos y necesidades.
Pero la amenaza de correrse del camino siempre está latente, más aún cuando los sectores que perdieron terreno por el avance del pueblo ecuatoriano se regocijan con los vaivenes económicos del país y de la región, apostando a una crisis que horade la legitimidad de la Revolución Ciudadana.
Ecuador cambió, sin lugar a dudas, pero aún hay deseos de volver a aquel escenario pre revolucionario.
Se avecinan las elecciones presidenciales y es mucho lo que está en juego, por eso el discurso de Rafael Correa intenta interpelar a quienes se acostumbraron a ver los avances en materia de políticas públicas y los logros institucionalizados y se aventuran a pensar que esos logros llegaron para quedarse y ya no pueden perderse.
Por definición, si hay un sector que ganó, es porque hay una contracara: algo se perdió, algo se venció. Y en éste sentido, podría decirse (sin dar por concluido el término) que se le viene ganando a la desidia, a la falta de cohesión social, a la falta de oportunidades, al individualismo.
Como ejemplo de solidaridad, sobresale el equipo de fútbol Independiente del Valle y su intención de donar el dinero recaudado en la Copa Libertadores para ayudar a los damnificados del terremoto de Manabí y Esmeraldas (por citar solo un ejemplo de alta repercusión).
#LaDécadaGanada implica la conquista de un modelo redistributivo de la riqueza, implica que ganó la confianza en el pueblo, la inclusión y la idea de un Estado presente y activo.
También es una década ganada para la política, que consiguió ser reivindicada, transmutando su connotación negativa, que cargaba a cuestas tras varios años de ser vapuleada y utilizada en contra de los intereses del pueblo.
Queda mucho por hacer, y hay muchas necesidades todavía no resueltas, pero el impulso, (la revitalización si se quiere) solo puede ser promovido desde un gobierno progresista y con experiencia.
Pero sepan los ecuatorianos que el riesgo de retroceder siempre está y que las conquistas deben defenderse con el voto democrático.
Recordemos cada día, de acá hasta las urnas, todo lo que la Revolución Ciudadana impulsó para poner de pie al Ecuador.