Henry Kissinger preconizaba que a los países que practicaban una política anticomunista gratis no había que tomarlos en cuenta, pero sí a los que tenían influencia izquierdista y actuaban en forma rebelde e independiente. Esta tesis ha regido en muchos casos y el Ecuador es motivo de una relativa atención cuando se muestra hostil a los EE.UU. Pero esto tiene un límite que hay que verlo sin nubes ideológicas. En la historia de las relaciones comerciales hay algunos episodios que revelan posiciones contestatarias, que devinieron en retaliaciones que deben conocer los diplomáticos que conducen la política con la mayor potencia del mundo.
Hace 40 años Estados Unidos ya tomó represalias contra el Ecuador y Venezuela, al excluirles del Sistema Generalizado de Preferencias (SGP) por ser países miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), retaliación que duró siete años hasta reformar la Ley Comercial de Estados Unidos, luego de un trabajo sistemático de la Misión del Ecuador en Ginebra, que demostró que esta discriminación estaba prohibida por normas expresas del Acuerdo General de Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT) y que fue un mecanismo producto de una negociación comercial mundial por la cual todos los países pagaron un precio, pues nada en este mundo es gratis. Ojalá ahora Estados Unidos no excluya otra vez al Ecuador del SGP, tal como lo hizo hace 40 años, pues sería una discriminación inaceptable.
En el gobierno de Rodrigo Borja, el Ecuador se adhirió al pedido de Colombia, Perú y Bolivia para que a cambio de controlar costosamente el narcotráfico se abriera el mercado de Estados Unidos mediante preferencias especiales para estimular mas bien el cultivo de productos lícitos, habiéndose luego aprobado este mecanismo conocido por sus siglas en inglés como Atpdea. Esto tampoco fue gratis.
El temperamento del presidente Correa cometió un desacierto al “renunciar” las preferencias arancelarias especiales del Atpdea: 1) porque la vigencia de estas solo corresponde decidir a EE.UU. que es el país dador; 2) porque si bien ya era previsible que EE.UU. no iba a renovar estas preferencias, la forma irónica y soberbia del anuncio puede perjudicar a la hora de que las flores, brócoli y alcachofa no sean incluidos en el SGP, como se aspiraba; 3) porque inclusive peligra la inclusión del Ecuador cuando se prorrogue este mecanismo generalizado para 127 países; 4) porque el presidente Correa reaccionó ante anuncios de prensa de unos legisladores que no representan la voz oficial ni del Congreso ni del gobierno de Obama; 5) porque las retaliaciones del comercio internacional son prácticas usuales que se resuelven en el ámbito de la Organización Mundial de Comercio, y 6) porque estos temas no son para la tarima.