Cuando el Alcalde de entonces, Mauricio Rodas, suscribió el contrato con el Consorcio Acciona-Odebrecht, el 26 de noviembre del 2015, para la realización de la segunda etapa del Metro de Quito y la dotación del equipo rodante, constaba el plazo de tres años para la entrega de la obra más seis meses para las pruebas de funcionamiento, de tal manera que debía entrar en servicio en mayo del 2019.
Los reajustes de diseños; el aumento de la distancia para el desalojo de los materiales provenientes de la excavación del túnel; la revuelta indígena de octubre de 1919, que causó daños en algunas instalaciones en construcción; la pandemia del coronavirus; etc. han obligado a varias prórrogas del plazo, de tal manera que el 31 de marzo de este año recién se inició la entrega-recepción del gigantesco complejo y, de acuerdo con el nuevo cronograma, salvo obstáculos de última hora, las operaciones se iniciarían el primer trimestre del próximo año, pero el vicealcalde, Santiago Guarderas, sostiene que el Municipio se halla “en total inestabilidad” por la remoción del burgomaestre Jorge Yunda y por sus actuaciones, tan es así que mientras se efectuaban esos trabajos se ha cambiado cinco veces al Gerente de la Epmmq y que, como avanza el proceso, “el tren subterráneo no operará antes del 2023”. El doctor Yunda responde que son subterfugios.
Otro punto que ha causado preocupación en el seno del Concejo es el modelo de administración del Metro, pues, los bancos que financian la obra sugirieron que se seleccione a una firma internacional con experiencia, y así decidió la Corporación edilicia, pero luego cambió de opinión y se pronunció por la administración directa, con el asesoramiento de expertos que transfieran sus conocimientos a personal ecuatoriano.
Es urgente que el Municipio efectúe oportunamente la reestructuración de las rutas y frecuencias de las líneas de buses, decisión que actualmente está empantanada; y, que se tomen las medidas necesarias para que el nuevo servicio, que se afirma que constituirá columna vertebral del transporte colectivo en Quito, garantice su eficiencia y sea atractivo para los usuarios desde su inicio y así se asegure su éxito. Así mismo, que desde ya se avance en la planificación para la prolongación del recorrido del Metro, que actualmente tiene 22 kilómetros de longitud y la urbe ya supera el triple, y el flamante presidente, Guillermo Lasso, prometió su apoyo.
Mientras tanto, subiste la lamentable pugna entre los ediles correístas que protegen al Burgomaestre y aquellos que lo removieron de su cargo, por diversas acusaciones de irregularidades que lo comprometen a él, a familiares y colaboradores y ponen en mal predicamento el prestigio del Ayuntamiento representativo de la capital, denuncias que también se ventilan en juzgados y lo mantienen con grillete, y la ciudadanía está atenta al desenlace de los juicios en trámite.