Un estruendoso toque de cacerolas vacías cruzó Venezuela en apoyo al reclamo opositor de que se recuenten los votos de las elecciones presidenciales, en las que ganó el izquierdista Nicolás Maduro. En este clima de tensión se registraron hechos de violencia en los que murieron siete personas y 61 resultaron heridas.
Grupos de vecinos se echaron a las calles en barriadas de clase media de las principales ciudades del país la noche del lunes 15 para golpear con fuerza ollas, cacerolas y sartenes. Pero también se hicieron oír en zonas populares y pequeñas localidades, bastiones tradicionales del gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
Demostraciones de protesta en varias ciudades del país degeneraron en desórdenes y choques con fuerzas de seguridad. Siete personas perdieron la vida y otras 61 fueron heridas, según la fiscal general de la República, Luisa Ortega. El ministro del Interior, general Néstor Reverol, dio cuenta de que dos simpatizantes del PSUV murieron baleados por motoristas supuestamente seguidores de la oposición.
En una docena de ciudades del interior del país también se registraron este martes 16 nuevas concentraciones de protestas ante oficinas delegadas del Poder Electoral, fuertemente custodiadas por la militar Guardia Nacional .
“Estamos cansados de que se nos digan mentiras. Si el Gobierno dice que ganó, ¿por qué no se cuentan los votos uno por uno?”, dijo a IPS, golpeando una vieja olla, la maestra Olga Hernández, de 41 años y residente de la populosa parroquia El Valle, en el sudoeste de Caracas.
El repicar de cacerolas vacías, practicado contra gobiernos de Venezuela desde 1992, fue una recurrente fórmula de protesta durante la aguda crisis política de 2002-2004, cuando la oposición buscó desalojar del gobierno al hoy fallecido presidente Hugo Chávez (1999- 2013), fundador y líder del PSUV, mediante marchas callejeras, huelgas y un frustrado golpe de Estado.
Las protestas iniciadas el lunes fueron convocadas por el candidato opositor Henrique Capriles para apuntalar su reclamo de recuento de todos los votos, desoído por el arbitral Consejo Nacional Electoral (CNE), de cuyos cinco rectores cuatro son afines al gobierno y uno a la oposición.
El CNE proclamó a Maduro vencedor con 7 563 747 votos, que equivalen a 50,75% de los emitidos, frente a 7 298 491, igual a 48,97%, de Capriles, según el escrutinio de casi 100% de las actas, aunque no se computaron todavía unos 60 000 sufragios de residentes en el exterior.
La votación se realiza con máquinas y el elector recibe un comprobante, que deposita en una caja, que luego, mediante sorteo, puede ser auditada.
Con base en denuncias de 3 200 “incidencias” o irregularidades, que dijo tener documentadas, Capriles pidió que en vez de auditorías se efectuase un recuento completo de las cajas y los comprobantes.