Quito está en proceso de expansión, con una economía boyante. Es hoy capital económica, foco de atracción de migración interna.
Su infraestructura no da abasto. Se planifica un tren subterráneo, que tendrá un costo de unos USD 3 000 millones. Mañana despega el primer vuelo comercial del nuevo aeropuerto de Tababela.
Hace mucho el Mariscal Sucre quedó corto ante las necesidades de la ciudad, tanto por el incremento de los desplazamientos aéreos de sus habitantes, como por el surgimiento de Quito como fuente de destino del turismo internacional.
A todo lo positivo que tendrá para la capital el nuevo aeropuerto, hay también que observar los efectos negativos.
Destaca el haber construido tan monumental aeropuerto descuidando las vías de acceso. Quito se aleja de todas las regiones del país con las que se comunica por vía aérea.
Para los quiteños que viven y laboran en la ciudad y no en los valles, y cuyo trabajo requiere viajar continuamente a otras plazas, el tiempo de desplazamiento se alarga de manera importante.
La carga será peor para quienes habitan en otras ciudades y cuyas labores requieren una presencia frecuente en la capital.
Los primeros perjudicados: los integrantes de la próxima Asamblea que residan en provincias. Hasta cuatro horas en viajes redondos.
Quienes habituamos viajar a Quito a primera hora, para llegar a compromisos de desayuno o seminarios que se inician temprano, ahora será imposible viajar el mismo día, puesto que el tránsito de Tababela a Quito coincidirá con el tráfico de quienes viven en los valles y laboran en la ciudad. Habrá que viajar el día anterior.
Alternativamente, las aerolíneas podrían poner vuelos en horas más tempraneras, que lleguen a Quito digamos a las 06:00. Al menos hasta que existan vías adecuadas.
Igual cosa el regreso, después de una nutrida agenda. El viaje de retorno a Tababela coincidirá con el regreso a sus hogares de oficinistas y profesionales. Tendrán que haber vuelos más tardíos, que salgan a las 22:00. De lo contrario habrá que viajar el día siguiente.
Es posible que algunos eventos de interés interprovincial tengan que reubicarse de Quito a Tababela. Se construiría en sus cercanías hoteles, restoranes y algún centro de convenciones. Algunos eventos que hoy tienen lugar en Quito se desplazarían a las inmediaciones del aeropuerto. Y con ello, parte de la población de servicios.
El aeropuerto actual se lo convertirá en parque. Aparentemente se ha descartado la posibilidad que Quito cuente con dos aeropuertos.
¿Y si en un futuro próximo se expande el uso de avionetas y aviones ejecutivos, y prolifere la demanda de servicios aeroportuarios? ¿No sería mejor dejar al actual para vuelos de naves pequeñas? El progreso tiene sus costos. Esperemos que en esta ocasión no sean excesivos.