Determinados asertos repetidos sin análisis se transforman en verdades absolutas, en lugares comunes que luego quedan como mitos. Uno de ellos dice que la educación es el más importante factor de cambio y movilidad social. Si la gente tiene educación deja automáticamente de ser manipulada y pobre. Con educación una persona se convertirá en un ciudadano consciente. No será presa fácil del populismo y del autoritarismo. Con educación se rompe el círculo de la pobreza. Una persona que nació en un hogar obrero, podrá algún día ser doctor o gerente. Incrementará sus ingresos y cambiará su situación social, llegará a ser clase media o más.
Es cierto que la educación tiene un potencial inmenso de cambio en las personas y en las sociedades, pero no cualquier educación. Una educación memorística, acrítica, y directiva, tiene cero capacidad de transformar pues no generará personas libres ni creativas ni críticas. En el mejor de los casos formará gente eficiente, profesional, pero totalmente sumisa y automatizada, no adecuada para vivir ni desarrollar la democracia.
Con gente formada así jamás habrá cambio ni innovación. Habrá inmovilidad y estancamiento.
Sobre esto, un directivo de un prestigioso colegio privado de Quito, cuenta que en estos años ha contratado a buena cantidad de docentes cubanos, cuya característica principal es su alta formación en las asignaturas. Son gente buena, conocedora de la materia, pero con escasa capacidad creativa. “Son extraordinariamente obedientes, pero inadecuados para una propuesta pedagógica innovadora”, dice el rector.
¿En este tipo de educación, se encontraría una de las explicaciones de la permanencia en Cuba, de un mismo régimen político, por más de medio siglo?
En otras palabras, hay diversas formas de educar: unas para la liberación e inventiva, otras para la sumisión y el dogma. Pero la educación para la liberación es un paso. Para desarrollarse requiere condiciones sociales democráticas.
La educación por sí sola no cambia la situación de las personas y sociedades. Sin duda incide en la mejora de la economía. Pero si ella, donde vive un profesional con varios másteres o PhD, no genera empleo ni abre las oportunidades para absorber personal calificado, este huye del país; o desperdiciado, se le ve manejando taxis, como en España o Grecia. En otras palabras, en vez de subir, baja su situación social y económica.
Pregunta: ¿Dónde se insertarán laboralmente los más de 10.000 másteres y PhD becados por la Senescyt en una economía en crisis?
Señor presidente Moreno, recuerde, por favor: priorizar la educación liberadora, pero recordar que sin democracia y sin una economía saludable los beneficios de una población educada se arrojan a la basura. O sea, primero educación, democracia y economía.
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