Las políticas de comunicación del gobierno anterior provocaron dos efectos: menoscabaron el derecho a opinar libremente y afectaron a la empresa privada de comunicación que ha sufrido un largo proceso regresivo. Redujeron el número de periodistas, eliminaron los corresponsales en provincias y fuera del país, eliminaron el periodismo de investigación, bajaron la calidad de los programas. La revolución ciudadana hizo imposible la inversión en la empresa privada de comunicación y sometió a los periodistas y a los medios al temor y al chantaje. Las consecuencias todavía son visibles.
Hace unos días llegó a mis manos una encuesta realizada en la ciudad de Quito en la que se preguntaba a los encuestados: ¿Cuál es el principal problema de la ciudad de Quito?
La capital es una ciudad sin proyecto, carece de presupuesto porque todo absorbió el Metro que no resolverá el problema de movilidad, la mitad de sus construcciones son ilegales, tiene un índice peligroso de contaminación, aumenta la pobreza, hay concejales sospechosos de corrupción, crece la delincuencia.
Y sin embargo… de nada de esto se quejan los ciudadanos.
Según la encuesta, el principal problema de la ciudad es el mal estado de las vías.
No es de extrañarse si se toma en cuenta que todos los días la televisión ecuatoriana anda por los barrios más alejados transmitiendo, en directo, las quejas de los ciudadanos y, en esos barrios, la queja permanente es el mal estado de las vías.
Los periodistas son recolectores de la queja redundante: “esta calle en invierno es un lodazal y en verano una polvareda, ya es hora de que el municipio tome cartas en el asunto”. Nunca nos dicen dónde está el barrio, cuántos habitantes tiene, si es legalizado o no.
En las vías se acumula la basura y provoca malos olores, hay solares abandonados o botaderos de basura: Las quejas no cambian de un barrio a otro, el bache, el pavimento, el sifón.
Los reporteros hacen un periodismo superficial, repetitivo, facilitón, sin consecuencias; tal vez sea útil para mejorar los índices de audiencia o para fabricar figuras políticas porque es el periodismo que sirve de puerta giratoria entre política y periodismo.
Si la televisión ofrece este contenido, todo el tiempo, en todos los canales, en todos los barrios, nada tiene de extraño que los encuestados hablen del mal estado de las vías. Los problemas de fondo, los más graves, quedan fuera del debate popular. Los resultados de la encuesta tienen que ver con la crisis de los medios de comunicación y ésta tiene que ver con las políticas de comunicación que, desengañémonos, todavía no han cambiado. Empezará la recuperación de los medios cuando haya plena libertad de expresión y se eliminen las trabas para la empresa privada de comunicación.