No hay sociedad que tenga un presente y un futuro de dignidad y grandeza si carece de cimientos morales fuertes, claros, firmes e indestructibles. Sin esas bases, la corrupción pública y privada la corroe, degrada y pudre. Por esto, la preocupación primordial de las personas honestas debe ser: preservar, depurar y fortalecer esos valores, con su ejemplo.
El deber más importante de los padres de familia y maestros es dar buen ejemplo; y lo es, especialmente, el de aquellos que, en razón de las elevadas funciones públicas que ocupan, ejercen un magisterio público sobre la sociedad, como lo ejercen también los dirigentes políticos, religiosos, empresariales, sociales, culturales, gremiales, sindicales, étnicos o de cualquier otra índole. La conducta de esas personas se constituye en modelo de comportamiento del pueblo. Sus acciones, cuando son responsables, sensatas, abnegadas y honestas, engrandecen a las naciones y ennoblecen a quienes las imitan. Lamentablemente, varias actividades de quienes dirigen el Estado, nos hacen pensar que en el Ecuador se ha olvidado la importancia del ejemplo.
Hace pocos días, la Presidenta de la Asamblea Nacional condecoró con la presea “Manuela Sáenz” a la expresidenta de Argentina, Cristina Fernández, irrogando con ese acto una grave ofensa a la memoria de Manuelita, mujer excepcional, que fue un ejemplo de desprendimiento de los bienes materiales, tanto que murió en la más completa indigencia. Por esto, la imposición de dicha condecoración a Cristina de Kirchner, cuya familia ha acumulado una fortuna invaluable y que enfrenta 419 denuncias de corrupción, fue un acto simplemente grotesco que ultraja a los ecuatorianos y argentinos. Con razón el Embajador de la hermana república hizo declaraciones que deslindan a su pueblo de ese bochornoso acto. La llamada de la Cancillería ecuatoriana al Embajador argentino, agravia aún más ambos pueblos ¿Acaso no son de dominio público en América y el mundo, las contundentes denuncias del valiente periodista Jorge Lanata, que levantó el sucio manto de mentiras y demagogia que encubría tanta corrupción? ¿Acaso los medios de comunicación del continente no han presentado las fotografías de varios individuos contando millones de euros o dólares de origen obscuro? ¿Acaso es montada la fotografía de un ministro de los gobiernos de los Kirchner, tomada en el momento que lanza grandes bolsas de billetes tras una verja? ¿Acaso no es verdad que a la hija de Néstor y Cristina se le descubrió varios millones de euros o dólares que tenía ocultos? Pero aún es más indecente y cínico que en el acto de condecoración se insistiera, sin ningún pudor, en el llamado “pacto ético”, con el cual se pretende engañar y confundir al pueblo y ocultar la magnitud de la corrupción que humilla y empobrece al Ecuador.