Nuevamente nos sacuden las noticias e investigaciones de la dolorosa historia de codicia de los fondos de pensiones, con episodios que confirman el uso y abuso de que han sido objeto por parte del poder político del Estado. Ahora tocó el turno al Isspol que no sabe si valen o no un conjunto de mal llamadas “inversiones”, que pudiendo llegar a ser la mitad de los fondos acumulados, parecerían vericuetos financieros que lucen sofisticados, pero que no serían otra cosa que montajes urdidos desde el exterior, en complicidad con agentes internos, públicos y privados, escondidos en empresas de nombres ampulosos y habilidades milagrosas.
Hace poco tiempo el escándalo se ubicó en el Issfa y, de a poco empiezan a salir los latrocinios hechos en el Biess, que también serían de dimensión mayor, inclusive superior al monto que hoy sacude al Isspol. No hay fondo que se libre de esta catástrofe amoral que sacude a nuestra sociedad. La presencia de sujetos de adentro y de afuera arrasan lo que encuentran, frente a una desorganización pública (debidamente organizada y planificada desde la propia Constitución), con multiplicidad de entes que se pisan los callos y disputan sus competencias, pero que a la final son un estupendo caldo de cultivo para la pérdida efectiva de responsabilidad y control de los recursos que pertenecen a la sociedad y, en particular, a quienes entregan parte de su remuneración.
Por esto y más allá de la fijación de responsabilidades a cargo de los organismos de justicia, es tiempo de poner punto final a tanto desparpajo. Creo vital: 1.- Unificar la supervisión de todas las actividades financieras y del mercado de capitales en una sola superintendencia para tener bien claras las responsabilidades y, de esta forma terminar el juego de encontrar excusas y transferir incumplimientos a terceros. 2.-Asignar a la Junta de Regulación Monetaria todas las facultades regulatorias de control, supervisión con normas uniformes para todos los intermediarios que de alguna manera trabajen con dinero de la sociedad. 3.-Precisar los delitos de omisión incumplimiento, dilación, en fin, de cualquier lenidad por parte de los funcionarios públicos supervisores y supervisados. 4.-Crear mecanismos externos de supervisión de las inversiones (formar fideicomisos en el BCE o la CFN, con todos estos fondos con normas de transparencia, seguridad y coparticipación de responsabilidades). 5.-Eliminar las superintendencias y el Biess que no son necesarias y fueron creadas sin sentido. 6.- Definir los derechos de propiedad para que cada empleado sepa lo que ahorra, en que se invierte, cuanto produce y cuanto se gasta. 7.- Fusionar las Bolsas de Valores.