Cuando los anuncios previos se quedan muy atrás de los resultados visibles, un dicho popular suele quejarse: “Muchos ruidos y pocas nueces”, y eso mismo fue lo que pasó con las dos principales noticias políticas de esta semana.
Así, cuando un alto funcionario de la Presidencia de la República reveló que el economista Correa había pedido la renuncia de todos sus Ministros, solo cicateramente se mencionó la novedad y se fueron registrando los datos sobre la reacción de los Secretarios de Estado; las excepciones fueron las planteadas por las titulares de dos sectores económicos: la una quien prepara sus maletas para desempeñar la vacante Embajada en Estados Unidos y la otra quien con franqueza admitió que habían surgido algunas discrepancias de criterio en torno al modo de conducir ciertos temas económicos específicos, como la privatización o no del Banco del Pacífico.
Algo parecido sucedió con las declaraciones del vicepresidente Lenín Moreno, que las formulara dos días después a Radio Sonorama’. Dando una vez más demostraciones de su buen sentido, el Segundo Mandatario aseguró que no participaría en más elecciones generales y explicó los motivos que le habían llevado a adoptar esa resolución. Tales motivos se sintetizan en que quiere descansar de las faenas públicas y en que debe dedicarse a sus deberes familiares y a cuidar de su salud. Ha recalcado: “Quiero que el país y yo descansemos un poco el uno del otro”.
La significación del caso no puede desconocer la evidencia de que Moreno sea seguramente el miembro del actual Gobierno que ha resultado el más eficiente de todos los funcionarios oficiales, según se reconoce genéricamente, hasta el extremo de que si se desenvolviere una encuesta, sea solo entre los miembros del partido o movimiento oficialista o bien entre toda la ciudadanía, cabe creer que el Vicepresidente sacaría una buena ventaja en la aceptación colectiva, incluso respecto del economista Correa.
Y es que Moreno ha logrado crear su propio y característico espacio. De un lado, así deriva de su propia manera de ser en la que destacan por ejemplo, el equilibrio y la sensatez, también la tolerancia y el sentido del humor, justamente las características más opuestas a las costumbres y el es-tilo gubernamentales, campos donde parecen apreciarse mucho más la obcecación, cuando no el fanatismo y hasta la pretensión de ser los depositarios únicos de la verdad y del acierto.
Moreno ha bregado incansablemente por un objetivo de elemental justicia, la atención hacia los compatriotas, a quienes se designa como discapacitados o más apropiadamente dicho, ecuatorianos con capacidades especiales. De ahí que la decisión del Vicepresidente, al tiempo que se han confesado ya aspiraciones reeleccionistas de parte de otros, adquiera una decisiva trascendencia a la vista de las elecciones del 2013, cada día más cercanas.