El más reciente dato del Departamento de Energía de EE.UU. indica que el 12 de noviembre, EE.UU. compró crudo Oriente a USD80,57 el barril, el precio más elevado desde diciembre del 2008, cuando Washington rehusó rescatar a la casa de inversión Lehmann Brothers y estalló la gran recesión.
El alza en el precio es una gran noticia para Ecuador. ¿Continuará? Nadie sabe a ciencia cierta. De una lectura crítica de la información disponible se desprende el siguiente escenario central:
En la siguiente década habrá alta volatilidad en el precio, con tendencia alcista.
En la medida que la economía mundial salga de la crisis económica, lo que vendría con la depreciación del dólar, el precio del crudo seguirá al alza.
El dinamismo de la economía china apunta también en ese sentido, puesto que el crecimiento de los países de menor desarrollo es intensivo en energía e incorpora tecnología poco eficiente en el uso de combustibles.
Se asigna hoy poca probabilidad a que la gran recesión retorne. Pero de ocurrir, lo cual no debe descartarse, habría una repentina caída en el precio del petróleo, como se dio en el 2008, aunque como en aquella ocasión, la caída duraría pocos meses.
Para la década que se inicia en el 2020, la situación no es tan halagadora para los países exportadores, según el flamante informe 2010 de la Agencia Internacional de Energía (AIE), que ve en marcha dos tendencias, resultado de los actuales altos precios del petróleo:
-Un incremento en las reservas. Como en ocasiones anteriores, los altos precios del petróleo estimularon la detección y desarrollo de nuevos campos petroleros. Se destaca Brasil, mientras que se acelera la explotación del crudo del Mar Caspio, entre otros.
A estos precios por fin se tornó rentable la explotación de yacimientos de crudo extrapesado: las arenas de Atabasca en Canadá, la faja del Orinoco en Venezuela, Pungurayacu y Oglan en Ecuador. Las reservas de crudo extrapesado son tanto o más importantes que las del crudo convencional.
-Por el lado del consumo, tanto por costos como por la lucha contra el calentamiento global, la demanda de combustibles fósiles tenderá a reducirse. Por ejemplo, resucita la energía nuclear para la generación eléctrica.
Todo esto lleva a la AIE a destacar, en su escenario central, que el precio del crudo llegaría a su tope en el 2020, para luego declinar.
Este escenario de precios debe tenerse en cuenta para nuestra programación en la explotación de los yacimientos petroleros.
Lo apropiado sería acelerar la exploración y desarrollo de los campos petroleros importantes, para que inicien su producción durante los siguientes 10 años. Quizá más adelante pierdan su atractivo y se queden bajo tierra.