El Canciller Long y quien suscribe esta columna somos ecuatorianos. Tenemos las mismas obligaciones y los mismos derechos. Él lo es por naturalización y yo por nacimiento. Él tiene al menos dos pasaportes, uno ecuatoriano, otro británico y, quizás, un tercero comunitario francés. Yo, orgullosamente, uno, ecuatoriano.
El Sr. Long, ante una simple curiosidad mía sobre cual habrá sido el pasaporte que usó para viajar el mes pasado a Londres en misión oficial, ha respondido, mediante carta abierta a los lectores de Expreso, “con algunas ideas”. Dice que quienes se han referido a este tema no se han percatado “de la importancia estratégica de los temas de la agenda de dicho viaje” para concentrarse en un asunto que para él, supongo, es menor. Pues en mi caso se equivoca: he comentado en esta y muchas ocasiones el caso Assange respaldando el asilo que le ha ofrecido el Ecuador.
Llama “ofuscados” a los interesados en este desaguisado y aclara que sus viajes al exterior, no faltaba más, usa su pasaporte ecuatoriano. Y cita varios países como ejemplo pero no incluye al Reino Unido. ¿Dónde está el ofuscamiento?
Sostiene sin incomodarse que la embajada británica le negó el visado en su pasaporte ecuatoriano porque “los titulares de pasaportes británicos –como sería su caso- no pueden tener una visa del Reino Unido en otro pasaporte”. Esto es, el Sr. Long dispone de pasaporte británico y para ingresar en ese país debe hacer uso de él.
No hay ninguna, al menos de mi parte, “campaña malintencionada” en su contra ni tampoco “mezquindad para suscitar suspicacias sin fundamento”, como dice. La única intención es poner en evidencia como ecuatoriano y diplomático con más de treinta años de servicio, con fundamentos reconocidos por el mismo Sr. Long, de un monumental desatino diplomático. Negarle la visa a un Canciller es inaceptable y debió merecer una firme respuesta de la Cancillería ecuatoriana. No hacer lo que se hizo: presentar un pasaporte de otra nacionalidad para poder ingresar al Reino Unido. ¿Conoce el Presidente estos detalles?
Aplaudo que se sienta “orgullosamente ecuatoriano” y me complace su apertura al debate “político, ideológico y programático”. Lo que si no acepto y rechazo con firmeza es aseverar que hay “sentimientos xenófobos” por advertir esta irregularidad. Paradójicamente, el gobierno del Sr. Long sí practica una condenable xenofobia que viola derechos humanos al deportar masivamente, hace unos días casualmente, a más de 120 cubanos en situación irregular del Ecuador.
Que el canciller de mi país ingrese a otro con un pasaporte que no es ecuatoriano no es cuestión de “insidia y chisme”, como él sostiene, es de dignidad.