¡No es el momento!”, pensé cuando supe que Dominique Strauss-Kahn fue nombrado director del Fondo Monetario Internacional. Él había sido durante varios años profesor de Economía en Sciences-Po París y partió justo antes de que me tocase la materia con el célebre profesor. Desgraciadamente no tuve clases con él; pero esto no impidió que me llegasen las anécdotas que rondaban por el cuerpo estudiantil.Firma: Juan Esteban Guarderas
Ya en esa época su fama de profesor excepcional era eclipsada por su reputación de seductor. Tanto es así que entre los alumnos se creó un grupo de Facebook llamado “Yo he llegado donde estoy, y eso que no me he acostado con DSK”.
Con él a la cabeza, el FMI tuvo un rol verdaderamente excepcional durante la crisis. Fue la institución que llevó a la arena internacional el debate sobre las medidas más vanguardistas, que él mismo propuso. Pero además el FMI jugó un papel fundamental a la hora del plan de salvataje a Grecia. Todo parecía que DSK había devuelto a la institución todo el prestigio que había perdido después de décadas de malos consejos y de la paulatina exclusión de sus actuaciones hacia la periferia del mundo desarrollado.
“Bad timing!” Deben pensar los funcionarios del organismo, quienes habrán sentido que se hubiera podido recuperar la reputación. Justo antes de que el FMI logre un segundo rol protagónico en Europa para salvar a los países sureños de sus deudas, que su Director sea procesado por violación era lo que menos se necesitaba.
“Nao é o momento” Pensarán los portugueses, así como los griegos, españoles e italianos. Ahora ellos si quieren ayuda para enfrentar sus finanzas tendrán que lidiar solos con Alemania; y los germanos les demandarán una austeridad ciclópea.
Pero sobre todo de cara a las elecciones del 2012, el electorado izquierdista francés ruge “Ce n’est pas le moment!” Después de largos años de espera, finalmente llegó un presidente cuya gestión es tan impopular que posibilita un viraje respecto al partido en el poder. Mientras tanto, DSK parecía tenerlo todo. Es un autoproclamado socialista y al mismo tiempo sirve a una institución con un bagaje liberal suficientemente potente como para contentar a la derecha.
Además del bajo rendimiento de Sarkozy, la derecha estaba debilitada con la candidatura de Marine Le Pen. La extremo derechista dirige una candidatura tan potente que aseguraba una división de los votos.
No es seguro que DSK pueda ser absuelto antes de las elecciones primarias (si es que es absuelto). Dejando a la izquierda sin un líder capaz de hacer frente a los candidatos derechistas. En el horizonte político francés se avecina una calamidad tan grande como fueron las elecciones del 2002.