Enrique Ayala Mora

Otra elección enredada

Entramos una vez más en un proceso electoral en que la dispersión política podría traer el triunfo de una candidatura que no llegará en la primera vuelta ni al 25% de la votación. Ojalá la conocida incapacidad de las fuerzas políticas de generar alianzas no nos lleve a semejante resultado y se presenten alternativas que representan acuerdos nacionales.

Pero esta elección no solo que apunta a ser dispersa, sino que va a ser también muy enredada porque siguen vigentes leyes y normas que vuelven un vía crucis todo el proceso. En este caso, la cosa es todavía peor, porque el estrecho plazo de tres meses ha determinado que se compacten los tiempos, se sobrepongan procesos y se atropellen términos y trámites.

¿Puede alguien creer, por ejemplo, que en menos de una semana se pueden hacer “primarias” en los partidos? Estas nunca han tenido condiciones para ser efectivos espacios de participación, sino engorrosas formalidades en que lo único que interesa a los funcionarios del CNE es que se llenan requisitos sin verdadero contenido. Ya ha quedado claro, por otra parte, que la judicialización de las elecciones solo las entorpece y enreda. Pero no hay ni el menor intento de cambiar esto.

He venido observando en repetidas ocasiones que el absurdo requisito de que las candidaturas deben contar con una notarización, cara y engorrosa, debe desaparecer. Pero allí sigue ese mandato a sabiendas de que no sirve absolutamente para nada, tanto más que las inscripciones de candidaturas se hacen ante las autoridades electorales que son funcionarios de fe pública y no necesitan notarios para legalizar lo que reciben.

También debe considerarse que nuestros enredados procesos electorales son carísimos. Cuestan muchísimo más que los de países grandes y ricos como Gran Bretaña o Alemania. Pero con la parafernalia que demandan, siguen gastando enormes sumas, pese a que en esta vez se ha anunciado que el costo será menor que en la anterior elección general. La participación electoral le cuesta caro a nuestro pueblo.