La desestabilización política es provocada por la violencia, por la intolerancia a la libertad de expresión y por el fanatismo con el que se quiere imponer una ideología. Frustraciones e impotencia que, según Voltaire, producen reacciones violentas ante prejuicios, terquedad en el mantenimiento de errores e incoherencias, como demuestran los altisonantes discursos, extraños a los intereses de la nación ecuatoriana.
Decir que el Ecuador “no es una colonia desde hace 200 años y tiene el derecho a determinar las visitas que acepta en su territorio…”, negándose en consecuencia la entrada de parlamentarios alemanes al país, es una incuestionable contradicción a la legalidad y a la práctica de la política seguida por el Gobierno.
En el artículo 416 de la Constitución, se “propugna el principio de ciudadanía universal, la libre movilidad de todos los habitantes del planeta y el progresivo fin de la condición de extranjero como elemento transformador de las relaciones desiguales entre los países”. La grosera contradicción radica, entonces, en la visita de los “estudiantes” mexicanos a la base clandestina de las FARC, en territorio ecuatoriano y su interacción con el cónclave que se realizaba en Quito con “400 delegados de organizaciones políticas que asumen la lucha armada como medio para alcanzar el poder” (La República, 1 marzo, 2008). Si para esta reunión de la segunda Coordinadora Continental Bolivariana se aplicó la norma “si alguien quiere visitar nos avisa y si nosotros queremos, lo aceptamos”. Cómo fue entonces que se realizaron esas reuniones o por qué se tuvo que esperar que los miembros del MRTA del Perú salgan del territorio ecuatoriano para ser detenidos, por las autoridades peruanas, por presuntas vinculaciones subversivas y nexos con las FARC.
Como parte de este ignominioso episodio, la hospitalidad del Ecuador permitió que las investigaciones de las estudiantes mexicanas, sobre sus actividades “culturales” con las FARC, tengan un extendido proceso hasta su recuperación y evacuación a Nicaragua en un avión militar, para su asilo, consolándose la justicia ecuatoriana con un amago de extradición.
Por otra parte, la ardiente proclama sobre la soberanía territorial por la que se prohibió el ingreso de los parlamentarios alemanes, curiosamente en la Agenda de la Política de la Defensa, se la ha suprimido, sustituyéndola con otras cuatro soberanías: alimentaria, económica, tecnológica y energética, debido a que la “defensa, tanto a nivel nacional como regional, se orienta cada vez más a garantizar las soberanías”, ante lo cual el concepto universal de defensa nacional es transformado en mecanismos de defensa, para esas soberanías.
Incoherencia e intolerancia que según Voltaire es lo único que no se puede tolerar, porque son la traducción paradójica de un fanatismo que conduce a la violencia.