La vi en televisión. Una azafata en medio de la protesta, lamentaba su pérdida de empleo después de largos años de trabajo diligente. Me generó empatía, ya que me consta el buen servicio con sonrisa en los labios que brinda el personal de TAME.
Pero ahora la empresa está en liquidación, desaparecerán los puestos de trabajo, y no hay nada que hacer. Hay tres causas:
El tiempo que los países, por prestigio, mantenían líneas de bandera aunque fuesen barril sin fondo, se acabó hace mucho. Líneas de Chile y Colombia se privatizaron y hoy sus sucesoras son multinacionales. Ambas han comprado y absorbido aerolíneas ecuatorianas, y sirven el mercado interno. Otras aerolíneas de bandera desaparecieron.
Una empresa estatal, que por pertenecer a todos, no pertenece a nadie, no puede competir con empresas bien estructuradas. La administración estatal no rinde cuentas por la calidad de la gestión, sino por los favores políticos o personales a los gobernantes de turno. Los funcionarios piden a la gerencia cargos para parientes, amigos y seguidores, no cuentas claras. Este sistema de administración resultó en una deuda enorme. En febrero de 2018 el Gobierno le hizo un aguinaldo de USD 50 millones, rápidamente incinerado, pero ya no hay plata para seguir quemando.
También hunde a Tame el mantener rutas en que pierde dinero. La misión de Tame es conectar Quito con el resto del país. Rara vez, solo intermitentemente, ofreció vuelos que no se iniciaban o terminaban en Quito. Una presidenta ejecutiva que despuntaba como reformista repentinamente reemplazada, reveló que los únicos vuelos rentables eran Quito-Galápagos y Quito-Guayaquil.
Una empresa no debe ofrecer servicios en que pierde plata. Pero es un imperativo nacional conectar Quito con otras ciudades, se replicará. Justamente, se trata de un imperativo nacional no empresarial, y por lo tanto es un costo que debía asumir el Estado, no la empresa. El Estado podría pagar a una empresa por un cierto número de asientos vacíos en rutas que lo requieran, los suficientes para que la empresa no incurra en pérdidas. Esta es otra causa para el hundimiento de Tame.
Esperanza de vender Tame: cero. Covid-19 dio una estocada mortífera a la industria de la aviación. Los aviones reposan en tierra. Dos líneas aéreas han recurrido al concordato en las cortes de EE.UU. por no poder pagar a sus acreedores. El turismo internacional tomará años en recuperarse, y las videoconferencias reemplazan a muchos viajes de negocios. Ninguna aerolínea está en expansión.
En este momento de suprema escasez de fondos, al Gobierno le toca tomar decisiones que debieron hacerse antes y no lo fueron por difíciles. Cerrar Tame y remover la rigidez de los precios de los combustibles son dos de ellas. Vendrán más.