Las mentiras del correísmo se derrumban cada vez más, en medio de actuaciones contradictorias de los mismos protagonistas y la clara evidencia de hechos de corrupción, presentados por la Fiscalía. Resulta que el ex presidente y su ex canciller criticaron e insultaron reiteradamente a la OEA y hoy recurren con cinismo al Secretario de la Organización para demandar la supuesta alteración de la democracia y la institucionalidad por el “delito” de convocarle al pueblo a que se pronuncie libremente en una consulta sobre siete preguntas.
En la década pasada se acostumbraron a reflejar expresiones de odio y a lesionar y destruir a las instituciones. Dijeron que la OEA era inservible, ineficiente, poco confiable e incluso insultaron a los ecuatorianos que concurrieron a esa instancia internacional a demandar por la vulneración de sus derechos, la criminalización de la protesta y fueron calificados de vendepatria. Desoyeron e inobservaron medidas cautelares dictadas por la CIDH en defensa de los derechos de ciudadanos. Lo malo estuvo que en lugar de escuchar primero al Estado, el Secretario se apresuró y anunció una investigación, cuando eso debió hacerlo antes cuando aquí se violaban derechos y libertades.
Se derrumban las mentiras con la investigación de la Fiscalía (aunque repiten con la audacia que les caracterizó los diez años). En el primer caso de Odebrecht, en el que ha sido condenado a seis años el Vicepresidente, su tío y otros por asociación ilícita, se ha evidenciado abundante prueba pericial, documental, testimonial y se atreven a decir que es una venganza y una persecución política. Siguen vendiendo mentiras. Argumentan que para dictar sentencia se basaron en las declaraciones del ex ejecutivo de la empresa brasileña, José Santos, a quien lo calificaron de “delincuente”. Resulta que con él se reunía periódicamente el segundo mandatario en su despacho, sin registrar su ingreso como testimonian su propia secretaria y el secretario general de la Vicepresidencia. ¿Cómo así se juntaba a escondidas con “un delincuente”? Por ello se justifica la sentencia: asociación ilícita para delinquir.
El ex secretario jurídico de la Presidencia contribuyó cuando testificara que el Vicepresidente era el responsable en la relación directa con Odebrecht, primero para que retorne al país y luego para hacer grandes obras, incluso buscaba financiamiento. El ex presidente tiene su responsabilidad política cuando mediante decreto 15, de junio del 2013, le encarga al Vicepresidente coordinar, controlar, supervisar y evaluar la gestión institucional de los sectores estratégicos. ¿Quieren más pruebas de las abundantes que constan en el proceso? Hoy debe esperar en la cárcel que le procesen por cohecho, concusión, peculado, testaferrismo, delincuencia organizada, lavado de activos.