Mariátegui y los indígenas

Por error de buena o mala fe, en varios artículos de prensa y radio, se presenta a ciertos líderes indígenas ecuatorianos como contrarios a las ideas de José Carlos Mariátegui (1894-1930). Vale la pena hacer algunas precisiones al respecto.

Mariátegui fue una figura social de gran relevancia para su patria y para toda América Latina. Consideró con justeza, que el problema indígena en el Perú era de fundamental importancia y denunció que los indios carecían de derechos y que vivían en condiciones infrahumanas como objeto de una secular explotación gamonal.

Según él, el asunto, no era étnico o moral sino social, económico y político, una consecuencia del régimen imperante en la sociedad peruana desde los tiempos coloniales hasta sus días. Inclusive, intentó abordar, aunque no llegó a relacionarlo por entero con la cuestión nacional. A juzgar por todo lo que planteó no estuvo a su alcance este tema en los clásicos del marxismo. No pasó por alto, eso sí, que la opresión nacional practicada por los latifundistas implicaba, de hecho, una encarnizada discriminación racial, y que la condición indispensable para la liberación de los indígenas tenía como obstáculo la acción de los monopolios extranjeros.

Aunque Mariátegui no empleó el concepto de “problema de las nacionalidades” ni el del “Estado-nación dominante”, iba por el camino correcto al darse cuenta del racismo que sufrían los pueblos aborígenes y de las leyes desfavorables a las que estaban sometidos.

Por estas y otras razones, el movimiento indígena del país, no puede estar en contra de las ideas de José Carlos Mariátegui, lo que si puede plantear es que su enfoque no llegó a explicar en forma integral el carácter del Estado uninacional, que impide el desarrollo de los elementos nacionales de los pueblos indígenas: lengua, cultura, e historia y que desconoce sus territorios.

En relación con lo dicho, los hechos que ocurren ahora en las organizaciones indígenas, son de otra índole. Hace ya unos cuantos años, se formó en Quito un movimiento llamado “mariateguista”, que ve superficialmente en la ideas de Mariátegui el cuerpo conceptual suficiente para la lucha política del país. No está claro en qué momento, los auto proclamados “mariateguistas ecuatorianos, quizás por la propia falta de claridad del pensamiento de Mariatégui, devino en aliado del correísmo, y así se llegan a confundir a los herederos de las ideas de Mariátegui con los militantes de un movimiento ecuatoriano que no alcanza la comprensión de una conseguida autonomía basada en la personalidad histórica de los pueblos aborígenes.

Lamentablemente ciertos líderes actuales de la Conaie, han decidido aliarse al correísmo-mariateguista, olvidando la causa que casi provocó su disolución organizativa, que maltrató a los dirigentes, que hizo retroceder el reclamo de sus derechos, irrespetó sus planteamientos políticos.

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