Todos los días los pronósticos de los expertos de turismo de los diferentes países, especulan posibles soluciones, que caducan al siguiente día, debido a la velocidad con la que se expande la pandemia y obliga a cerrar más ciudades en deterioro de una economía impredecible e imprescindible.
No hay un procedimiento válido, incluso países del primer mundo pagan un alto costo en vidas, pero es claro que aislamiento, distanciamiento y todos con mascarillas: funciona. A más disciplina menos fallecidos.
Hay una fuerte presión en España y México por abrir ya los hoteles y se calcula que un 6% no podrán hacerlo jamás. Para recibir pernoctaciones y reanudar vuelos se dan dos soluciones.
Un Pasaporte Biológico que será una app que monitoree nuestros signos vitales las 24 horas: frecuencia cardiaca, temperatura, presión sanguínea. Al momento de comprar un pasaje aéreo, se envía el historial y si todo está en la normalidad, nos venden el boleto. Hay un 99 % de seguridad que todos los que embarquen no corran peligro de contagiarse con el aire reciclado del avión. Incluso antes de embarcar un examen rápido de sangre, certificaría no ser positivo. Los aeropuertos serían zonas seguras. Que los aviones vuelen con la mitad de los pasajeros, es inviable.
Del lado del destino, se crearía un Certificado ‘covidfree’ que avale ciudades, hoteles y restaurantes, quienes a su vez recibirían a turistas y huéspedes que previamente han enviado su Pasaporte Biológico. Suena muy enredado, pero recordemos la cantidad de requisitos que se han implementado en los aeropuertos desde los atentados de septiembre/11 y nos gusten o no, los cumplimos.
Muchos gobiernos están ayudando al sector turístico, para cuidar la gran cantidad de empleo que genera, sobre todo de gente con poco estudio. En Ecuador no hay ningún plan en firme ni tampoco ayuda, pero si las sospechas que se creen más impuestos. Un 20% de los negocios turísticos formales, no volverán a abrir sus puertas. También hay el riesgo que, ante la falta de liquidez, muchos hoteles sean adquiridos a precios irrisorios; para impedir esto, también se está creando normativa legal, no así en Ecuador.
El mundo ha superado 19 pandemias similares de las cuales hay registro y el turismo se ha demorado unos 20 meses en levantarse, cifra que coincide con el tiempo que demora la vacuna o la cura que devolverá una nueva normalidad, que siempre incluirá el contacto y la aglomeración, dado que somos seres sociales impulsados por fe.
A más de la higiene física, es tiempo para que los actores turísticos aprendan más sobre higiene emocional, espiritual e informativa. La desinformación está más destructiva que la pandemia.
Resistir, esperar y cuidar los equipos de trabajo es vital. Sin colaboradores confiables, abrir los hoteles será desastroso, ya que el turismo regenerativo, requerirá mayor atención y capacitación que antes.