En el año 1990 se formó el Foro de Sao Paulo. El marco de referencia se encontraba en el Partido de Los Trabajadores (PT) de Brasil.
El PT llegó años más tarde al poder, por las urnas, y ocupó la presidencia de Brasil con Lula Da Silva y Dilma Rousseff.
Cuando el grupo político se conformó, solamente el Partido Comunista de Cuba ostentaba el poder. Luego, distintos miembros de partidos fundadores o adherentes llegaron a ganar elecciones como Hugo Chávez, Daniel Ortega, Evo Morales, Rafael Correa y el más reciente, Andrés Manuel López Obrador.
Varios de los grupos políticos fundadores eran de izquierda, en una gama donde imperaban grupos radicales, socialistas y marxistas. Siempre se negó, por ejemplo, que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC, fueran miembros, pero en una ocasión alias ‘Raúl Reyes’ (el comandante muerto en el bombardeo de Angostura en territorio ecuatoriano a cargo de aviones de la aviación colombiana) dio un saludo y leyó una proclama emitida por alias ‘Manuel Marulanda, Tirojfijo’.
Hoy el grupo de las FARC, legalizado tras el acuerdo de paz, comparte el Foro.
Pero en julio de este año en Puebla se formó otro colectivo político latinoamericano. El Foro de Puebla, parece ser un nuevo ramal remozado del Foro de Sao Paulo, que habla de la reflexión y acción.
Adscriben viejos políticos y nuevos personajes. A Puebla fue Gabriela Rivadeneira, ex presidenta de la Asamblea Nacional ecuatoriana, ahora en el grupo disidente de Alianza País, que se hace llamar Revolución Ciudadana y que se instaló en la embajada de México en Quito.
En Buenos Aires se dieron nueva cita el 8 de noviembre y los discursos saludaron el triunfo del peronismo y sus ramas kirchneristas en el binomio Alberto Fernández y Cristina Fernández, uno con mala memoria de sus lamentos sobre los gobiernos kirchneristas y otra con muy buena memoria de lo que la justicia tiene expedientado en su contra por presunta y colosal corrupción, que acaso archiven y jamás se juzgue.
Las coincidencias de ambos foros han sido enunciadas y son preocupantes, (por eso aquello de reflexión y ‘acción’, llama la atención). Las hogueras de Santiago o La Paz, la coordinación por redes del vandalismo, lo mismo en Barcelona que en Quito, o las ciudades chilenas, deben ser investigadas. Las redes sociales y los trolls center son instrumentos comunes de los nuevos líderes y sus operadores siniestros que intentan aprovechar del descontento popular. Para atacar a la democracia formal y a los gobiernos liberales los métodos del caos y la protesta destructiva no pueden ni deben ser fórmula de gobierno posible.
Desde la Primavera Árabe, los indignados, los chalecos amarillos o el paro en Ecuador hay similitudes, marcas compartidas: terminar con lo que existe; en casos, que no quede piedra sobre piedra, tal vez para modelar constituciones o desestabilizar gobiernos. Todo se verá a su tiempo.