Las elecciones municipales y regionales españolas tendrán consecuencias dramáticas. No porque golpearan fuertemente a los populares, sino porque pueden acabar afectando muy negativamente a toda la sociedad.
Es una pena que las formaciones mayores y más votadas -PP (27%) y PSOE (25%)- sean incapaces de forjar un pacto de Estado como existe en la Alemania de Merkel entre democristianos y socialdemócratas, al cual podría incorporarse Ciudadanos, cuyo 7% de respaldo no es desdeñable.
Al fin y al cabo, el PSOE, un partido de centro-izquierda, y el Partido Popular y Ciudadanos, de centro-derecha, tienen más en común que el PSOE y Podemos.
Fue el PSOE, durante Felipe González, el que privatizó muchas empresas estatales del franquismo, ratificó los ingresos de España en la OTAN y en la Comunidad Europea. (Posteriormente Unión Europea). Mientras el Partido Popular, con José María Aznar, puso fin al servicio militar obligatorio, que la izquierda reclamaba por décadas.
Ambos partidos, o tres, si incluimos a Ciudadanos, creen en las libertades individuales, los derechos humanos, el pluralismo político, la democracia para tomar decisiones, en el mercado y las actividades económicas del ámbito privado más que el público. En síntesis, suscriben los Criterios de Copenhague que dan forma a la Unión Europea.
Los neocomunistas de Podemos, en cambio, por el respaldo que brindan a dictaduras como la cubana, o a narcoestados como el venezolano –evidenciado en cómo votan sus eurodiputados en el Parlamento Europeo-, demuestra su poco aprecio hacia los derechos humanos, el pluralismo político y la democracia practicada en Occidente, incluida España (hasta ahora).
Los dirigentes de Podemos piensan que los empresarios suelen ser unos explotadores desalmados y los inversionistas extranjeros unos ventajistas. Suponen que el comercio libre beneficia al poderoso, lo que los convierte en adversarios de los tratados internacionales de comercio libre, y prefieren un Estado omnímodo y controlador, costosísimo, que dirija la sociedad y establezca una dependencia clientelista, como en Venezuela.
Con semejantes ideas, 100 veces puestas en práctica y 100 veces fracasadas, es predecible que Podemos ahuyente las inversiones nacionales y extranjeras, destruya u obstruya el tejido empresarial, provoque la caída de la Bolsa y multiplique los problemas.
En realidad, con la tasa de desempleo de España, que alcanza al 50% de los jóvenes, se necesita crear empresas, generar confianza, mejorar la calidad del capital humano, reducir los impuestos para atraer capitales y construir un clima social sosegado, sin luchas de clases, obsesión redistributiva ni recetas colectivistas que han arruinado a tantos países o les han impedido despegar en lo económico.
En las elecciones municipales de 2015 el PP salió muy mal, el PSOE tuvo un resultado mediocre y Ciudadanos entró con buen pie en la vida pública. Si no son capaces de pactar le van a hacer un daño terrible a España y ellos mismos acabarán destruidos.