Es la calificación que más le calza al acuerdo expedido el 23 de marzo de 2018, por la entonces ministra de Relaciones Exteriores, María Fernanda Espinosa, publicado en el RO de 16 de este mes, que contiene la pomposamente llamada Agenda de Política Exterior 2017-2021.
Hay que preguntarse cómo así se publica el documento kikuyesco de 51 páginas, precisamente cuando se nombra un nuevo ministro de Relaciones Exteriores, que ha anunciado modificaciones profundas a la política internacional. ¿Los tentáculos del correísmo quieren amarrar al funcionario al pensamiento de la señora Espinosa y sus correligionarios?
En los considerandos del documento se afirma que “La Constitución Política de la República del Ecuador en el numeral 10 del artículo 147 establece: Son atribuciones y deberes del Presidente de la República (…)10.- Definir la Política Exterior (…)” Pero la Agenda no la ha expedido el jefe de Estado.
También que “Las relaciones del Ecuador con la comunidad internacional responderán a los intereses del pueblo ecuatoriano, al que rendirán cuenta sus responsables y ejecutores”. La actuación de la cancillería dedicada a la designación de la señora Espinosa como presidenta de la Asamblea General de la ONU, ¿responde a los intereses del pueblo?
Afirma que, para la definición de la Agenda se organizaron 10 mesas redondas “consensuadas” con la Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo Senplades, la Secretaría Nacional de Gestión de la Política, SNGP, la Secretaría de Comunicación, Secom y los ministerios de Turismo, Comercio Exterior, Cultura y Patrimonio y del Ambiente. Pero han sido notorias las diferencias con los ministros de Comercio y de Turismo.
Respecto de América Latina afirma que “proyectos políticos populares de izquierda… han permitido no solo la disminución de la pobreza y la desigualdad, sino también transformaciones económicas, sociales, productivas y de infraestructura notables”. La señora Espinosa contradice al presidente Moreno sobre la crisis dejada por el gobierno anterior. ¿Correa, Chávez, Maduro y Ortega son regímenes populistas de izquierda que han logrado tales resultados?
Como era de esperarse por su dogmatismo, cuestiona la política de Estados Unidos, expresa que la Unión Europea es un escenario de incertidumbre, destaca la cooperación de Rusia, pero calla sobre su intervención en las elecciones de Estados Unidos. Y termina afirmando que “Desde el inicio de la Revolución Ciudadana se impulsó un nuevo modelo de política exterior a partir de la adopción de una agenda en defensa de las soberanías”. ¿La destrucción de la carrera diplomática y el alineamiento con regímenes autoritarios y corruptos de América Latina y otros como Lukashenko en Bielorusia y Assad en Siria. propició los mejores intereses del país?