Si uno de los objetivos del Estado es el impulso al turismo, eso choca con el pésimo estado de vías importantes que llevan precisamente a ese destino. Un ejemplo patético es el desastre en la que se encuentra la vía que lleva a Esmeraldas y cuyo mantenimiento es responsabilidad del gobierno central (Ministerio de Transporte y Obras Públicas) y la asistencia de los gobiernos provincial y cantonales de la zona.
Representa un peligro para los conductores y los pasajeros transitar por esa carretera, especialmente en el tramo Quinindé-Esmeraldas, por la cantidad de huecos que parecen cráteres e incluso mucho más grave cuando se observa que hay tramos en los que, según expertos, se han ido partes de la mesa principal, con terribles consecuencias para quienes circulan y peor si lo hacen por necesidades en la noche o madrugada, agravado por las lluvias. Esto produce pérdida de tiempo en los traslados por las largas colas que se forman.
Se corre el riesgo de paralizar la vía y con ello bloquearse el paso con todas sus consecuencias. El problema no solo es para el turismo sino para quienes están vinculados al sector productivo y agropecuario, el transporte pesado que trabaja con el comercio.
En los últimos tiempos se ha hablado de concesionar el mantenimiento al sector privado, lo cual es correcto, porque el Estado no cuenta con recursos y es ineficiente, pero el proceso sigue pendiente.
A esto se suman las pésimas e ineficientes administraciones seccionales, no importa de qué partido, movimiento o agrupación a través de los cuales llegan a los cargos. Por décadas no atinan a solucionar los problemas de los servicios básicos: agua potable, alcantarillado, recolección de basura y mantenimiento vial, a pesar de los aportes que reciben del Estado y el pago de impuestos que hacen los contribuyentes e incluso hoy se quedan con el iva recaudado. Tampoco deben tener pretextos porque cuentan con reservas de agua y el tendido principal de la tubería.
El problema es de mala gestión administrativa municipal y provincial. Si no es así, que demuestren con hechos, no discursos justificativos de siempre, los trabajos que cumplen en la dotación diaria de agua potable a todos los sectores, la recolección ordenada de la basura y no cada cierto tiempo, a pesar de contar con vehículos. Cuándo terminan los tendidos zonales de tubería? Abren huecos y dejan allí por largo tiempo. Cuándo rinden cuentas permanentes de su gestión? El caso de los cantones Atacames, Esmeraldas, Quinindé, Muisne, Eloy Alfaro, Río Verde, San Lorenzo y sus parroquias urbanas y rurales. Zonas populosas (el caso de Tonsupa) que generan impuestos, movimiento turístico y de alimentos, que viven con quejas permanentes y la poca respuesta y atención. Basta recorrer su espacio y verificar el pésimo estado, especialmente sus vías.