Realmente que si se atiende a su forma externa, el libro podría ser considerado más bien como un folleto, claro que con el sumo cuidado a los detalles de su impresión.
Pero casi enseguida, el curioso lector descubre que responde con toda justeza al primer objetivo confesado, o sea, constituir un homenaje al indio ecuatoriano, en sus 15 000 años de existencia, dentro de las tierras que forman nuestro suelo común; a su adaptación al medio natural; a su creatividad; a sus más viejas potencialidades de realización y de trabajo productivo.
Porque se trata de una Guía del Museo de las Culturas Aborígenes, que casi insensiblemente se convierte en una Guía de Arqueología de nuestro país, “expresamente elaborada para el mejor conocimiento de nuestra primera Historia”, que a su vez supone el punto de partida de la identidad nacional.
De acuerdo con el criterio antropológico que considera como Historia a todos los documentos del pasado, incluyendo por cierto a las piezas arqueológicas, cuyo lenguaje formal entrega una valiosa información, “ha podido llegar fácilmente con sencillez y claridad, especialmente a los niños y los colegiales, quienes serán los responsables del futuro del país”. Para el efecto el folleto utiliza una serie de ilustraciones, tanto en dibujos cuanto en fotografías. Los primeros entre estos han sido elaborados por el Dr. Ismael Morocho y las otras captadas por el diseñador Gustavo Corral.
No obstante la economía y austeridad de los textos permiten ellos puntualizar los antecedentes que llevaron a la creación del Museo de las Culturas Indígenas. Los orígenes pueden situarse en la década de los años 70 del siglo anterior, como “una colección particular formada por quien quería juntar las explotaciones teóricas con la observación de las piezas en el ejercicio de la cátedra universitaria”.
Las primeras piezas las adquirieron los esposos Cordero-López en Esmeraldas y luego con “pasión más que con dinero”, acrecentaron el Museo hasta contar ahora con unas 15 000 piezas, de las cuales 5 000 están en la exposición y el resto en las reservas.
El Dr. Juan Cordero Íñiguez fue ministro de Educación cuando el gobierno de Gustavo Noboa; es cronista de la ciudad de Cuenca y desde el 2009 dirige la Academia Nacional de Historia; también está vinculado con la Universidad Alfredo Pérez Guerrero. A su vez la Lcda. Ana López de Cordero ha ejercido el magisterio secundario durante más de 20 años y ahora está dedicada por entero a la organización y administración del Museo.
En este comienza entonces el fascinante viaje por la Prehistoria ecuatoriana, a través de los períodos Paleolítico y Neolítico y sus artefactos de piedra; el Formativo y la cerámica; el Desarrollo Regional y los objetos de metal y las huellas más considerables de la invasión de los Incas, teocráticos y militaristas.