Nota urgente: leer a Paz

Este año que empieza conmemoramos el centenario del nacimiento de Octavio Paz, uno de los escritores más universales que ha tenido América Latina.

En la poesía y en los ensayos de este intelectual mexicano uno encuentra referencias permanentes a culturas, ideas, libros y autores de Oriente y Occidente.

Se trata, a mi modo de ver, de una obsesión que tiene este escritor por ponerse en los zapatos del otro y vivir la vida desde perspectivas diferentes, a veces diametralmente opuestas a la suya.

Experimentar al otro le permite a Octavio Paz no solo apuntar las diferencias que los hombres tenemos entre nosotros sino, sobre todo, subrayar los elementos que tenemos en común. De esta forma, su obra poética y ensayística es una suerte de portal que retrata lo peor y lo mejor de la condición humana.

La iracundia es uno de los defectos humanos que preocupa a Paz. Esa ira, a veces disfrazada de hambre de justicia pero que es, más bien, deseo de venganza le intriga especialmente al autor de "Libertad bajo palabra".

En su juventud, Octavio Paz también fue seducido por la furia revolucionaria que pusieron en marcha los bolcheviques; él también soñó con ser héroe y mártir de la revolución. Pero más tarde, gracias a sus abundantes viajes y lecturas, se dio cuenta que esa ira incontenible que desataba el pensamiento revolucionario sólo producía abusos iguales o mayores que los que se querían erradicar originalmente.

Paz no quiso que América Latina repitiera el dramático destino económico, social y político de la Unión Soviética. Así que se enzarzó en un intenso debate con la izquierda revolucionaria latinoamericana de los años 70, aquella que creía -y sigue creyendo- que la violencia y el autoritarismo pueden traer justicia social.

Polemizó como los grandes, a través de su revista Vuelta, publicando ensayos, críticas, reseñas y comentarios, no sólo suyos, sino de importantes pensadores y escritores contemporáneos. La introducción de Leszek Kolakowski, el filósofo polaco de Oxford que explicó, como pocos, el germen tiránico que anida en el pensamiento marxista, es una de las contribuciones más importantes y duraderas que hizo la revista de Octavio Paz.

Una buena introducción a la vida y obra de este poeta está en "Redentores", el libro de perfiles históricos escrito por Enrique Krauze. En aquellas páginas brilla nítidamente la sensibilidad moral que le permitió a Paz identificar anticipadamente -al igual que Orwell y Camus- los riesgos de justificar actos violentos, abusos o ilegalidades en nombre de una idea o de un proyecto político.

En el Ecuador de hoy necesitamos leer la obra de Octavio Paz. El centenario de su nacimiento puede ser una buena excusa para reflexionar sobre sus ideas.

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