Así resumió El Telégrafo una entrevista al diplomático Leonardo Carrión sobre la situación de 142 cubanos, a quienes se les revocó su naturalización debido a graves irregularidades.
Al fin apareció un funcionario serio y competente para que resolviera la situación de miles de extranjeros que, aprovechándose de la libertad de movilización que otorga la Constitución, eligieron a Ecuador como un asilo momentáneo antes de continuar hacia otros países. Ese estatus no podía continuar, generaba controversia, pero los políticos de moda consideraban que no pasaba nada.
Carrión dijo en esa entrevista que no se puede dar asilo a personas que cometieron delitos. Así es en Ecuador y en cualquier país del mundo y la diplomacia es la que define las reglas del juego.
“Hay un problema humanitario, Ecuador los deporta a Cuba, pero Cuba no los recibe porque ya perdieron, según la ley, su permiso de ingreso. Ahora tenemos un caos jurídico y humanitario terrible”. Así explicó Carrión el peligro de deportar a tantos cubanos.
Motivos y razones pueden abundar para que tantos cubanos abandonen su país. Lo curioso es que no pueden regresar después de permanecer 11 meses seguidos en un país extranjero. Estos ciudadanos, indica el diplomático, enfrentan un doble problema: no pueden regresar a su país y perdieron la nacionalidad en Ecuador.
Este hecho coincide con el anuncio del ex presidente Fidel Castro de que el modelo econó-mico de la isla fracasó, aunque después se retractó con razones de interpretación o traducción. En ese país se conjugan fenómenos como el bloqueo económico y ahora las reformas en la economía planteadas por su hermano Raúl.
Dos posiciones que nunca servirán para sacar una sola conclusión, pero permiten ver que en Cuba existe un problema grave.
Lo real es que 500 000 empleados públicos cubanos perdieron sus puestos de trabajo, un cambio radical si consideramos que esa economía apuesta todo al Estado. En la isla ya se está hablando de cooperativas y de trabajos por cuenta propia ¿A quién le cabe duda de que hay un cambio del modelo?
Algo tendrá que hacer el otro comandante, el bolivariano, que se ha empeñado en repetir un modelo fracasado. Primero mediante el predominio de un partido único y luego con la aplicación de un modelo de economía que reparte bonos pero que no genera empleo y mantiene el aparato productivo a ritmo de tortuga.
Castro reconoció a las pocas horas de su primera reaparición pública que su gobierno fue cruel con los homosexuales.
Quién sabe si el comandante habanero anuncia finalmente su arrepentimiento sobre los periodistas perseguidos por no sujetarse a su dominio ideológico y también por los derechos humanos de los disidentes.