“Estoy emocionado. Mi escuela se abre otra vez. Voy a encontrarme con mis panas y profesores. Ya podré jugar en los recreos. Ya podré igualarme a los compañeros que estudiaron por internet.”
El Ministerio de Educación ha anunciado el retorno a clases presenciales en instituciones que cumplan ciertas condiciones. Se aplicaría una especie de ejercicio piloto previo a una reapertura selectiva y progresiva amplia… Una apuesta de alto riesgo.
La reapertura de escuelas constituye una tendencia mundial con diversas resultados. En países como Francia o Israel fue necesario retroceder. Para la decisión -difícil y comprometedora- es preciso considerar primero la dinámica de la enfermedad. Varios epidemiólogos -y también el Municipio de Guayaquil- a diferencia del COE, creen que es un mal momento, que los riesgos son altos, que los estudiantes podrían transportar el virus entre hogares y escuelas. Todo indica, sin embargo, que las primeras reaperturas se vienen desde septiembre. Alternando aprendizaje presencial y virtual. Posiblemente con aperturas y cierres intermitentes… ¡Qué nervios!
La preparación fina del momento es esencial… todo un proceso de acondicionamiento. A nivel de escenarios educativos son imprescindibles al menos agua y saneamiento, conectividad de calidad para todos, alimentación escolar. Sin ellas, las exclusiones y riesgos se disparan.
Para la seguridad se precisan implementos básicos: mascarillas, útiles de limpieza, termómetros… Y protocolos para distanciamiento, uso de áreas comunes, transporte, seguimiento médico, relaciones con familias y el entorno. Todo un cambio de hábitos y rituales culturales.
Lo pedagógico, corazón del nuevo desafío, demanda enterrar la obsesión curriculista que nos devora. No se trata embutir el currículo en tiempos menores, sino de darle nuevos sentidos en una situación de emergencia extendida. Y en base a ellos, explorar aprendizajes más allá del aula, apoyar al docente, pedagogizar la tecnología, brindar contención emocional.
La creación de condiciones adecuadas no es gratuita. Los sistemas de agua, conectividad, guías pedagógicas, nuevos implementos, suponen altos costos. ¿Quién los va a cubrir? La cooperación solidaria y familiar no alcanza. Finanzas, mientras tanto, mira para otro lado.
Frente a tema tan delicado, se espera la operación de equipos de coordinación locales multi actores de dentro y fuera del sector. Que valoren las condiciones, que respeten las diversidades, que informen completo, que sugieran cambios. Con alto grado de autonomía. Sin controles asfixiantes.
La continuidad de estudios -y el freno al abandono escolar- bien sintonizada con actores locales, con máximos cuidados y sin atropellamiento, sustentada en información y con recursos, puede aportar al sostenimiento del sistema… Una buena guía en estos tiempos será la consideración del interés superior del niño.