Paulina Larreátegui
La Organización Internacional para las Migraciones reconoce que el desplazamiento global alcanzó su récord en 2018. Según este organismo, más de 40 millones de personas viven como desplazadas internas, y 22 millones son refugiadas a nivel mundial. La mayoría no se encuentra en países desarrollados, sino en países en desarrollo, señala la OIM.
Las restricciones en países desarrollados no solo han generado un cambio en los trayectos, sino también un incremento importante en las solicitudes de refugio en países vecinos al país de origen. Por ejemplo, como consecuencia de las políticas restrictivas en Estados Unidos, en 2018 las solicitudes de refugio en México han aumentado en 3 000% desde el 2012, según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados.
Una mirada más profunda a estos números indica que las razones de desplazamiento forzado han cambiado y que, al no ser reconocidas como tales por la comunidad internacional, la situación de precariedad de las personas desplazadas se ha profundizado.
En ese sentido, la Convención de Refugiados de 1951, que en su momento fue determinante para brindar protección internacional luego de la Segunda Guerra Mundial, es ineficiente para responder a la realidad actual. Hasta los años noventa, la mayoría de personas eran forzadas a migrar por persecución estatal. Sin embargo, hoy en día se reconoce que los Estados no son los mayores persecutores, pues la gente en gran parte huye de actores no estatales (como pandillas, bandas criminales, guerrilla o terroristas).
A pesar de lo anterior, los Estados no están exentos de responsabilidad, ya que los mencionados grupos ejercen su poder a falta de presencia estatal y de una estructura institucional sólida. En el caso de América Latina, podemos evidenciar esta situación en el Triángulo Norte de Centroamérica (Guatemala, Honduras y El Salvador), donde el desplazamiento es generado por la violencia en la región.
De igual manera, hay otros factores expulsores que también están generando desplazamiento de comunidades enteras y requieren atención. Entre otros, académicos como el profesor Peter Penz estudian el desplazamiento por desarrollo. Penz evidencia la complicada situación de miles de personas alrededor del mundo que son obligadas a salir de sus hogares por la construcción de mega proyectos. Además, demuestra que se trata de un desplazamiento invisibilizado por los estados, porque ellos son los promotores de dichas iniciativas.
En definitiva, el número de desplazados y refugiados ha ascendido, los trayectos de los flujos migratorios han cambiado y las causales de desplazamiento han mutado con el tiempo. Mientras la comunidad internacional no reconozca las nuevas formas de migración forzada, ajustándose a la realidad, más personas desplazadas y refugiadas en el mundo seguirán en situación de vulnerabilidad.