45-92: cifra mágica de la coyuntura. 45, el número de días para el juicio al Presidente. 92, el número de votos para aprobar su destitución. La muerte cruzada, ha sido desechada. Tal vez por temor a la movilización social, a la baja aceptación y al riesgo de no acatamiento de la Asamblea. Quién sabe si se invoca a última hora… Presidente en un hilo.
El fallo de la CC confirió el rango de constitucional al juicio político. Y cambió las palabras y los conceptos. Ni desestabilización ni golpe de estado; solo mecanismo legal. Igual que la muerte cruzada no implica dictadura. Conceptos distintos, inestabilidad igual… Lasso irá al Parlamento a inmolarse. Ingenuo pensar que en la Asamblea -colmada de votos sin razón ni ética- gane adeptos. Salvo que abra negociaciones a cambio de jirones de poder. Todo puede pasar.
Mientras tanto… los ciudadanos -con estupor y asco- presenciamos el nuevo show. Es la clase política -enquistada en todos los poderes- la que baila al son de sus apetitos, cuidando reputaciones opacas, comprando futuros a costa nuestra. Malabaristas que no representan al país.
Mientras tanto… la verdad se entierra. Las denuncias se hacen humo. Como sociedad -más allá del juicio- nos merecemos respuestas sobre las empresas estatales, los implicados históricos, el cuñado famoso, la mafia albanesa, los vínculos de Cortázar. No pueden quedar en juegos de artificio.
Mientras tanto… las violencias se instalan audaces y crueles. Turba de pandilleros, hombre-bomba, explosiones, decapitaciones, tortura, reos ajusticiados, vacunas, sicariato, autos reventados, asesinos liberados, adolescentes armados. Absurdo endosar a la ciudadanía las soluciones. La clase política mira hacia otro lado.
Mientras tanto… la naturaleza cobra sus deudas. Terremoto, inundaciones y deslaves, puentes volados y pueblos aislados. Expresiones de abandono, desidia e imprevisión. La clase política tiene otras prioridades. Toman aire para el asalto final… El Vice Borrero, despistado, asoma la cabeza.