En esta columna he de volver una y otra vez, cuando sea del caso, a una de mis obsesiones. Pueblos desmemoriados los que no dejan huellas y de su historia apenas se registran leyendas o mitos. Inclusive cuando ya se contaba con ese maravilloso descubrimiento que es la escritura alfabética, en las filas de aquellos pueblos huérfanos de memoria no hubo nadie que sintiera la necesidad de registrar las circunstancias, los hechos y los personajes que definieran su presencia en el espacio geográfico que les correspondió. Aquellos pueblos concluyen por desaparecer, apenas se les visualiza sin norte, desorientados.
De ahí que sean los escritos que produjeron, los registros de sus bienes naturales, los museos y bibliotecas y archivos que crearon, los indicadores más fieles del grado de desarrollo de la memoria que alcanzaron las colectividades humanas calificadas de cultas y civilizadas. Son aquellas de identidad bien definida, las que supieron imponerse a otras, o resistieron y se mantuvieron pese a infortunios y adversidades.
El tema de nuestra identidad -suma de memoriales-, ha sido un desvelo para los soldados más ilustres con los que ha contado nuestra nación, la patria ecuatoriana. Ahí está el jesuita Aurelio Espinoza Pólit creador de la Biblioteca de Autores Ecuatorianos. Ahí está Benjamín Carrión con un sueño hecho realidad: la Casa de la Cultura Ecuatoriana. Ahí está Hernán Crespo Toral con lo que fue su pasión: el estupendo Museo Nacional de Historia. Ni qué decir tiene que han participado de aquel desvelo historiadores de altísimo nivel intelectual como Juan de Velasco, González Suárez, Jorge Salvador Lara, Enrique Ayala Mora, Juan Cordero Íñiguez, y sabios naturalistas como Misael Acosta Solís.
Es el caso que mañana, por el Día del Médico Ecuatoriano, se hará la presentación en Ambato de ‘Semblanza de la Medicina en Tungurahua’, obra concebida y editada por el Dr. Octavio Miranda Ruiz, ambateño de vieja estirpe. Se trata de un registro biobibliográfico de los médicos de la provincia del Tungurahua, desde antaño hasta el presente: capítulo de singulares connotaciones en el contexto de la memoria nacional.
No es para menos. Entre los médicos tungurahuenses, los que ejercieron la profesión con una abnegación sin límites y sin ánimo de lucro. Aquellos que se mantuvieron comprometidos con sus nobles utopías. Los que iniciaron la investigación experimental y los investigadores científicos sistemáticos que contribuyeron a que nuestro país sea identificado por la comunidad científica internacional. Rectores de la Universidad Central. Héroes de la Salud Pública del Ecuador y de las Américas. Premios Eugenio Espejo en Ciencias. Miembros de academias prestigiosas del país y del exterior. Escritores, historiadores, referentes de opinión.