Lanata califica de “hipocresía”, yo diría “torpe insensatez”, a algunas de las reacciones por el lamentable fallecimiento de Maradona. Sensible y complejo tema ya que al final del día fue un adicto, un enfermo, y sin justificarlo ni victimizarlo, es prudente y sensato tener compasión por su alma. Pero esto no obsta entender lo sucedido y la responsabilidad de éste por el mal ejemplo que dio, dado su influencia e impacto en el mundo. Es justo indicar que, en la cancha fue una estrella, un genio; famoso también por el gol de la “mano de Dios”, es decir la de él, conceptualizando, endiosando y celebrando absurdamente en la mente de las personas “la trampa” asociada a la gloria; y consecuente con ese orden de prácticas, muchos afirman públicamente que, jugó varios partidos con ayuda “extra” – inaceptable en un jugador de élite -, algunos de cuyos exámenes médicos habrían sido evitados o silenciados.
Posteriormente Maradona lucró ya no de sus notables jugadas, sino de la notoriedad de su descontrolada vida; utilizado entonces por ciertos intereses futbolísticos, que necesitaban captar la atención, conscientes que él continuaba siendo un imán publicitario y de dinero; y quizás él mismo disfrutando y dejándose utilizar para dichos efectos. Y especulando, tal vez algunos a su alrededor vieron que era más rentable tenerlo enfermo que sano, ya que falto de claridad mental, podía ser susceptible de fácil aprovechamiento.
Ahora con su prematura muerte, capta la atención masivamente, en particular de la prensa amarillista (comprobándose que es una fábrica de dinero también de muerto), dándole una cobertura desmedida, con la intención de vender, y no de lo que implica el accionar de una prensa seria, esto es informar con responsabilidad (contribuyendo a una sociedad educada y por ende a una democracia madura); todo lo cual generando un lamento generalizado, sumado del fanatismo de mucha gente, influenciados todos por la emoción y no por la razón; y adicionalmente y como si fuera poco, el gobierno de los Fernández (otrora Kirchner) da tres días de duelo nacional, para efectos de un masivo, desorganizado y polémico entierro en plena pandemia.
¿Qué pensarán al respecto las nuevas generaciones? ¿Reflexionarán que no importa una vida desenfrenada, actos de violencia física en contra de las mujeres, apoyo a dictadores, etc., con tal de que se haya sido un astro en tal o cual actividad?
En Maradona habrían confluido casi simultáneamente, tres circunstancias: a) Víctima primero de sí mismo por su falta de autodisciplina; y segundo, quizás haber sido utilizado hipócritamente por algunos sectores relacionados con el fútbol mundial; b) Victimario ya que habría causado obviamente mucha preocupación y dolor a sus familiares; c) Y héroe, ya que inundó como pocos y como nunca, de felicidad y esperanza a millones de personas. Que descanse en paz pese a todo, un notable del fútbol, y un notorio desafortunado en la cancha de la vida…