Llegaron los criminales a Samborondón. Llegaron a matar a Jorge Gabela Bueno.
Nacido en Guayaquil en 1954, entró a la Escuela Militar de Aviación para ingresar en la Fuerza Aérea Ecuatoriana. En ella sirvió al país durante 36 años: comandante de la base aérea de Taura, jefe del departamento de operaciones del Estado Mayor del Comando aéreo de combate, director de planificación, director general de recursos humanos, director de materiales en la FAE, agregado aéreo de nuestra embajada en Israel.
Llegaron los criminales a matar al piloto de combate en la guerra de Paquisha y al vencedor del combate aéreo de la guerra del Cenepa. Llegaron al barrio de Tornero del Río a matar al teniente General condecorado nueve veces y elevado por el presidente Rafael Correa a Comandante General de la FAE en el año 2007. Llegaron a matarlo porque no quiso robar y pretendió que no robaran. Pena de muerte al honor y a la virtud. Riqueza y gloria a los ladrones que ocasionaron la muerte de pilotos inocentes. Por treinta monedas, Santa María, madre de Dios, por treinta monedas Judas Iscariote entregó a Jesús a la muerte. Por treinta monedas, doña Patricia, estos modernos Judas Iscariotes te dejaron viuda y dejaron huérfanos a tus tres hijos.
Hace bastantes años, Gabela había impedido que se comprara chatarra aérea soviética. Se había opuesto a la compra de siete helicópteros Dhruv, fabricados en la India, ofrecidos en venta a Chile, que los rechazó como casi chatarra peligrosa, y Ecuador los compró y no lloró a sus pilotos culpados de error humano. Caído el primer Dhruv, Correa sentenció “falla humana”. El ministerio de Defensa y el gobierno de la India aseguró “que se había caído por saturación del cíclico”.
La Secretaría Nacional de Inteligencia allanó el camino. Una hija de Gabela llegó tarde a casa por compromisos navideños el 19 de diciembre. Los asesinos contratados la siguieron, entraron con ella, la encañonaron con una pistola, la botaron al suelo, la chica gritó, bajó el padre a protegerla, un asesino zurdo disparó a bocajarro al oficial, la esposa vio cómo huían pisando el cadáver del esposo. “Mija, dijo este, llame al 911”. “Mija, no siento mis piernas”. Estas fueron sus últimas palabras. Tras dos cirugías murió el 29 de diciembre de 2010. El 10 de abril de 2008 había pedido disponibilidad o baja de su carrera militar porque el presidente no hacía caso de sus denuncias.
Hasta ahora los asesinos materiales e intelectuales siguen impunes. Sólo alias ‘Francis’ el zurdo ha sido asesinado para que no hable. Al mariscal Sucre lo mataron cuando nacía Ecuador. Al general Gabela lo mataron cuando agoniza Ecuador. Confabulación del Estado para borrar toda huella. No debemos, compatriotas, quedarnos con los brazos cruzado. Formemos un ejército moral con doña Patricia viuda de Gabela, a la cabeza, para luchar por la justicia en este caso. Si no lo hacemos hoy, nos matarán mañana.