La red social que está convulsionando a la humanidad es Twitter, crece a un ritmo vertiginoso, se prevé que superará a Facebook en muy poco tiempo y que las páginas web cada vez acompañarán menos a los ciudadanos ansiosos de información al instante.
En el artículo anterior, en el cual me refería al juicio contra Mónica Chuji escribí lo siguiente: “Apelo a la sensatez de quien te está enjuiciando”. Pese a la sentencia de un año de prisión y USD 100 000 de multa contra la ex funcionaria, el supuesto agraviado, Vinicio Alvarado, perdonó a Mónica, su ex compañera de gabinete. Y como se dice en un ‘hashtag’ de la jerga twittera #nodigomás.
El twittero que supuestamente amenazó al Presidente fue liberado después que fue detenido al cabo de una ágil investigación.
El Twitter, como se ha escrito en múltiples ocasiones, es una herramienta de comunicación virtual que tiene muchísimas virtudes, pero si se usa mal se puede convertir en un arma peligrosa. El concepto más importante, el que más justifica su presencia en la órbita virtual es que a través de la red podemos expresarnos con la más absoluta libertad, sin que ningún funcionario prepotente nos amenace con un juicio o con una indemnización millonaria.
Que se cometen desaguisados, por supuesto que sí, pero deben ser la excepción, como el que dirigió@fcorderoc a @basoledispa: “Lea constitución art.18, trate d entender lo q es RESPONSABILIDAD ULTERIOR, cambie su lenguaje o pronto le pesará su libertinaje”. ¿Le pesará su libertinaje? ¿Qué fue lo que quiso decir el usuario de esa cuenta? También fue desatinado el mensaje de Javier Genovez dirigido a @MashiRafael: “Ave César, los que te vamos a matar, te saludamos”.
Twitter, recordemos, es una red social que permite en no más de 140 caracteres enviar mensajes, noticias, enlaces y todo cuanto nuestra necesidad de comunicación sea capaz de crear. No es para amargarse ni picarse, tampoco para amenazar o hacer drama, como mandar a coger presos a todos los que escriben amenazas.
Nunca he creído en las amenazas de muerte, peor a través de una red social. Se imaginan a una banda de delincuentes amenazando que van a asaltar a un banco. No, si esa es la intención, simplemente lo asaltan. Lo que sí resulta fatal es que funcionarios públicos amenacen a través de la red y digan a una twittera “le pesará su libertinaje” o que un burócrata que ocupa una función importante amenace al usuario @Polificción “te voy a cortar los huevos” por haber usado twitter.
Sugiero calma a los funcionarios, que hagan como Alfredo Vera, que a un comienzo comenzó a pelear con todo el mundo, pero se dio cuenta que es absurdo. Uno tiene derecho a escoger a sus amigos y si algo nos perturba podemos bloquear al twittero y se acaba el drama, así de simple.