Cuando nos preguntan qué es o cómo es un latinoamericano, nos parece fácil la respuesta… Se trata de alguien que nació en algún país localizado entre México y la Patagonia, que habla castellano o portugués… y que parece “latino”.
Pero cuando se trata de precisar qué es ser “latino”, vienen los problemas. Primero, porque muy pocos saben que “latino”, se refiere al valle del centro de Italia donde tuvo su eje la cultura romana, es decir, latina. Segundo, porque la mayoría de quienes decimos ser latinoamericanos nos parecemos muy poco a los italianos del centro. Tercero, porque ni siquiera los europeos se han puesto de acuerdo en qué es la “latinidad”.
Por otra parte, la verdad es que quienes decimos ser latinoamericanos somos muy distintos. Los hay indígenas de altura, negros del trópico, descendientes de españoles, portugueses, alemanes, italianos o de chinos y también mestizos, es decir, producto de varias mezclas étnicas y culturales, que somos la mayoría.
Resulta, pues, imposible pensar que los latinoamericanos tenemos una sola identidad étnica, un solo idioma o una sola manera de ver el mundo. En realidad somos diversos. Pero, por otra parte, todos nos sentimos latinoamericanos. Esto quiere decir que hay cosas que nos diferencian y hay otras que nos unen. Por ejemplo, entre un aymara y un porteño hay enormes diversidades. Sin embargo, al fin y al cabo, se entenderán en castellano y bailarán algún momento la misma música.
Aquí notamos mucho nuestras diferencias, pero cuando estamos fuera recordamos, o nos hacen recordar, que somos muy parecidos. En Nueva York, Murcia o Nápoles, los latinoamericanos tienden a juntarse en los mismos sitios, para comer, jugar, recibir noticias o charlar. Y los locales los identifican…. Les dan a todos con un solo rótulo. Hablan de “latinos” o “sudacas”… Nadie se confunde, porque sabemos que de esa manera se refieren a los latinoamericanos.
Hay raíces comunes, como las milenarias culturas indígenas que todos reconocemos como nuestras. La colonización española, portuguesa o francesa, que dejó huellas profundas. Las luchas independentistas, la resistencia de los pueblos y las migraciones han ido construyendo la identidad.
Pero lo que más nos une a los latinoamericanos es que nos sentimos tales. Nos identificamos con la región. Hay un sentido de pertenencia muy fuerte, a tal punto que los otros nos ven parecidos. Los gringos, los españoles y los japoneses nos reconocen como latinoamericanos, a pesar de que tenemos diferencias.
Latinoamérica es unidad en la diversidad. Los latinoamericanos lo somos porque nacimos en esta región, porque así nos ven los demás… y sobre todo porque, aunque no nos paremos a pensar en ello a cada rato, nos sentimos latinoamericanos.