En las alturas del poder no entienden que el fuerte apoyo al presiente Moreno es coyuntural y fugaz. Es como la espuma de la leche al hervir. Pasado el hervor, se decanta. El punto de ebullición será el 4 de febrero.
No entienden que la profundidad de la crisis económica y moral demanda del esfuerzo de muchos para sacarlo adelante. En este sentido, la realidad señala que Lenín no podrá solo, menos con Alianza País AP, entidad política dividida y altamente desprestigiada.
Es una pena constatar que la falta de comprensión del momento, la tiene también el Presidente, que en medio de una campaña de extrema importancia, pone en riesgo el triunfo del Sí en la consulta, al enviar una terna para la Vicepresidencia, compuesta de respetables señoras con una historia de correísmo radical y sumisión, rechazada por amplios sectores democráticos que no votaron por Lenín, pero que por sus acciones democráticas, coyunturalmente le brindan su apoyo. Hoy esos sectores tienen más dudas.
El presidente Moreno, con el asunto de la terna, perdió una oportunidad de oro para afianzar su legitimidad y para dar mayor impulso a la campaña por el Sí. Sin duda, debía escoger para que le acompañe en la Vicepresidencia a una persona de su confianza, pero sobre todo que genere confianza en la mayoría de ecuatorianos.
Una persona, hombre o mujer de cualquier región, fresca en el mundo político, con dotes de estadista, impecable en lo ético y moral, con pensamiento amplio y progresista. Una persona, que por a, b, o z, circunstancias, que esperemos no aparezcan, pueda sucederle en el cargo.
Señor Presidente, con todo respeto, ha cometido un grave error político, y ha puesto en crisis a miles de demócratas, que desde mayo empezaron a ver una luz en el túnel, y que ahora se preguntan: ¿Qué pasará el 5 de febrero, en el caso de ganar el Sí? ¿A quién pondrá en el Consejo de Participación Ciudadana?… En efecto, el punto de ebullición será el 4 de febrero. El 5 habrá un cambio de actitud de cientos de organizaciones que comenzarán a demandar del gobierno en múltiples frentes. Si el Presidente, no capitaliza el probable triunfo del Sí, convirtiendo a su mandato en un gobierno de transición, con una base política amplia y democrática, el capital político se esfumará. Vendrá el tobogán, al que seremos arrastrados todos.
La crisis será capitalizada parcialmente por el correísmo, que coyunturalmente estará muy golpeado; el mayor beneficiario será algún sector del centro o de derechas, o algún nuevo redentor, quienes aprovecharán para abrir más rutas al poder, pensando en el 2021.
Por ahora, los demócratas, verán a un costado, y apuntalarán el Sí en la consulta. Y el gobierno, que se le agota la credibilidad, debería pensar que la buena política suma, no resta ni divide.