En una semana, el pueblo del Perú define su destino político para los próximos cuatro años. Ya se sabe y se abunda al repetirlo, que en una elección nada está dicho de modo definitivo hasta que no se cuente el último voto, o, al menos, hasta que no se cierren los recintos.
Por ahora, sin embargo, las encuestas dan como favorita en la contienda a Keiko Sofía Fujimori. Así lo hizo la firma Datum y así publicó diario El Comercio de Lima un último sondeo de GFK. El universo de esta última encuesta levantó una muestra de 532 personas en Lima y 976 en el interior del país, entre el 23 y 25 de mayo. La señora Fujimori tiene un 52.2% de respaldos y el economista Pedro Pablo Kuczynski, 47.8%.
Ambos se parecen en muchas cosas y se diferencian, a la vez. Se puede pensar que el modelo de Perú no está en cuestión. Es más, durante los tres últimos períodos presidenciales, salvo matices, lo de fondo no ha cambiado. La apertura a la inversión extranjera, la meta del crecimiento económico y la persistencia de la desigualdad social se mantuvieron con cifras distintas. Pero Perú tiene claros sus objetivos y el reto del próximo presidente será el énfasis en lo social y la expansión del bienestar hacia las capas más desprotegidas de la población.
Los presidentes García, Toledo y Humala mostraron apertura y el rol del Estado en la economía no fue preponderante.
Un factor curioso de esta campaña es que la lucha de Alberto Fujimori, hoy tras las rejas por la represión contra el terrorismo, es a la vez un valor que favorece a su hija y a la vez un estigma que la acompaña. Le da y le quita votos. El estilo diferencia y claramente a ambos candidatos. Keiko aprendió de joven y de la escuela de su padre el modo de hacer política y acercarse al pueblo. PPK, en cambio viene de una formación más clásica y su experiencia ministerial lo hace ver como un candidato más conservador.
Pero más allá del resultado, el reto del nuevo gobernante es grande, crecer la economía y profundizar el cambio social.
Subdirector adjunto