La Asamblea Nacional puede facilitar la tarea de gobierno o hacerla imposible. El bloque de UNES con 48 integrantes, tiene alto nivel de rechazo por lo que le resultará difícil llegar a controlar la Asamblea. El bloque de Pachakutik y la Izquierda Democrática que han anunciado una alianza, cuentan con 45 votos. El bloque de CREO-PSC tiene 30 votos, pero puede sumar hasta 40 con los diputados sueltos que son atraídos siempre por quien tiene el poder. Entre los tres bloques principales tratarán de llevar a la política la teoría de los juegos como vía para alcanzar acuerdos.
La teoría de los juegos ayuda a resolver conflictos cuando ninguno de los participantes es capaz de resolver el problema por sí solo, sino que depende también del comportamiento de los demás. La teoría de juegos no permite anticipar los resultados, pero sirve para determinar con claridad el problema.
Se trata de procurar actuar racionalmente y elegir de entre las opciones posibles, aquella que sea conveniente para todos, aunque tengan intereses distintos. La racionalidad supone, aunque parezca mero juego de palabras, que cada uno de los participantes sabe, que los demás saben que él sabe que todos buscan lo mejor sabiendo que los demás hacen lo mismo.
UNES ha dicho que pretende la presidencia de la Asamblea, pero está abierto a conversaciones. Pachakutik y la ID señalan su aspiración a la presidencia y vicepresidencia de la Asamblea. La aproximación del PSC es más interesante porque pone por delante los temas en los que hay acuerdos y señala como objetivo que todos puedan cumplir su función como representantes.
Uno de los modelos clásicos en la teoría de juegos es el juego de la gallina. Dos motoristas avanzan hacia un barranco y apuestan a ver quién es el primero en frenar o desviarse. La irracionalidad conduciría a que ninguno frene por no quedar como cobarde y se desbarranquen ambos. Otra opción es que uno de los participantes se acobarde y decida darle la victoria al contrincante.
La tercera opción es que los dos eviten el barranco al mismo tiempo, ninguno obtenga la victoria completa, pero ambos salven la vida. Otro modelo es el conocido como el dilema del prisionero, los participantes se ven obligados a empeorar su situación por desconfianza en el comportamiento del otro.
La irracionalidad en el juego político conduciría a que ningún bloque haga concesiones, aunque todos pierdan y hagan perder al país. Otra opción es que alguno de los bloques se rinda en beneficio de los otros dos y la tercera, la opción racional, es que los tres bloques acepten las reglas de la democracia como la mejor opción para todos. Esas reglas son: aceptar que el ganador es el designado por el pueblo para aplicar su propuesta. Los perdedores pueden optar por la colaboracióno la oposición, entendiendo oposición como la facultad de fiscalizar al Ejecutivo, pero no derrocarlo ni hacer imposible el gobierno.