El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, finalizó su visita a La Habana con llamados a la reconciliación entre cubanos de dentro y fuera del país, a superar la política de la Guerra Fría y a que sea su propia población la que impulse cambios internos.
El gobernante fue despedido en el aeropuerto internacional José Martí por el presidente Raúl Castro, quien lo agasajó la noche anterior con una cena de gala en el Palacio de la Revolución, luego de sostener conversaciones oficiales en que huésped y anfitrión recalcaron su decisión de continuar trabajando por la normalización plena de las relaciones bilaterales, tras medio siglo de hostilidades.
Obama inició su tercera y última jornada en la nación caribeña con un discurso radiotelevisado en vivo a todo el país desde el recién remozado Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso” , al que siguió una reunión con varios opositores que actúan sin reconocimiento legal.
Antes de partir hacia Argentina, presenció un partido de béisbol acompañado de Castro.
Estudiantes universitarios, artistas, representantes de organizaciones religiosas, fraternales y de la sociedad civil, entre otros, fueron invitados a escuchar el discurso de Obama al pueblo de Cuba.
Para sorpresa del auditorio que se puso de pie y ovacionó, asistió al encuentro una comitiva gubernamental encabezada por el propio Castro, y el primer vicepresidente, Miguel Díaz-Canel.
“El futuro de Cuba tiene que estar en las manos del pueblo cubano”, señaló en español, tras asegurar que estaba apelando a los jóvenes del país. Las palabras democracia, libre expresión, libertades individuales, derecho a la organización y manifestación pacífica, voto directo y mercado abierto, conformaron el cóctel de cambios que el gobernante estadounidense dijo desear para todas las personas, incluso la población de 11,2 millones de habitantes de esta nación caribeña.
“No debe temer las voces diferentes del pueblo cubano”, dijo a su presente anfitrión, si bien también quiso dejarle claro que su visita a Cuba era el de “enterrar los últimos vestigios de la Guerra Fría en las Américas”.
En opinión de la escritora Yasmín S. Portales, otra invitada al acto en el Gran Teatro, ahora “la pelota está del lado de Cuba, de su gobierno y de su pueblo”, sobre la necesidad de lograr mejorías en el país que vive una profunda crisis económica desde hace más de 20 años.
Obama puso especial acento en sus encuentros con la sociedad cubana, postura que algunos activistas observaron con cierto distanciamiento. “Los verdaderos intereses (de Washington) son económicos y geopolíticos, dada la estratégica ubicación de Cuba y también las relaciones con Rusia”, aseguró el promotor ambiental Isbel Díaz.