Ecuador atraviesa por una situación crítica en términos de inseguridad. En los primeros 20 días de enero se registraron 180 muertes violentas, casi el doble del año anterior (75 casos). Si en el 2019 el número de crímenes fue de 1 187, en el 2021 esa cifra se disparó a 2 492.
Las provincias en las cuales se incrementaron estos índices son Guayas, Sucumbíos, Los Ríos, El Oro y Esmeraldas. Esto coincide con el aumento del narcotráfico, microtráfico y la delincuencia organizada especialmente en estas provincias.
Se trata de disputas de zonas entre bandas para la venta de drogas (microtráfico), ajustes de cuentas y sicariato entre miembros de la misma organización, disputas en nuestro país de los aliados u operadores logísticos de los grandes carteles mexicanos (Sinaloa y Jalisco Nueva Generación).
Esto ya se veía venir. El Ecuador no solo que tiene un Estado débil, sino que incluso, como he afirmado en repetidas ocasiones, está en proceso de convertirse en un narcoestado. Para revertir esta tendencia deben hacerse importantes avances en materia de seguridad. Algo todavía pendiente de parte del gobierno.
La debilidad más grande que tiene el presidente Lasso es que, al no tener un equipo especializado y una estructura adecuada en el ámbito de la seguridad, no han logrado comprender cuáles son las causas y las dinámicas que producen la violencia criminal. Entonces, si no hay plena comprensión del problema, las “soluciones” son parciales, erráticas, mal enfocadas, etc. Por ello hasta el día de hoy no cuentan con políticas, estrategias y planes bien concebidos.
La salida de la Comandante de la Policía, por ejemplo, no es la solución. No es más que una medida parche para justificar ante la opinión pública que el gobierno hace algo, así como invertir USD 9 millones en equipamiento para la Policía (que es irrisorio), proponer una nueva ley, etc.
Si la gestión de las cárceles ha sido un desastre, ahora se suma el incremento del crimen organizado y las muertes violentas. El gobierno debe dar prioridad número uno a la seguridad.