Luego de un año de efervescencia política, con procesos electorales y crisis políticas y económicas en gran parte de la región, se avizora un 2016 de menor confrontación interna, mayor espacio para la gestión de gobierno y de necesidad manifiesta de consolidar una agenda común para continuar avanzando en la integración regional. América Latina necesita continuar fortaleciéndose como bloque y relacionándose de manera menos asimétrica con un mundo donde las fronteras tienden a cerrarse y los ejes del poder económico parecen redefinirse, para no dejar que sus reivindicaciones y logros se difuminen.
Otros de los desafíos en el futuro cercano es que los países donde los gobiernos han cambiado de signo político puedan sostener su política exterior priorizando el desarrollo regional y potenciando las oportunidades junto a los países vecinos. Es el caso de la Argentina, que si bien ha anticipado un posible foco de conflicto al expresar un contrapunto con la situación política de Venezuela, ha dado señales positivas desde su cancillería respecto al intercambio comercial con las naciones hermanas. Quizás alertado por los cambios recientes en el escenario político continental, el vicecanciller cubano, Abelardo Moreno anticipó en declaraciones públicas que “Ningún país de la región, sea cual fuera su orientación política, puede olvidar lo que la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) dictaminó en un momento: esta es la zona más desigual del mundo”. Todos los esfuerzos deben estar encaminados a reparar inequidades históricas intolerables.
De esta manera el diplomático adelantó que la búsqueda de fórmulas que reduzcan la desigualdad en la región será uno de los ejes centrales en torno a los que girará la próxima reunión de la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), que se realizará el 27 de enero en Quito.
Así, Ecuador será sede de la Celac, que tendrá después de mucho tiempo una heterogeneidad mayor a años anteriores y que sesionará con el objetivo de consensuar una agenda común -independientemente de las diferencias ideológicas- que priorice y ponga en agenda la erradicación de la pobreza y las metas de desarrollo.
Integrada por 33 Estados, la Celac es un organismo cuya misión principal es impulsar la integración regional y la promoción del desarrollo sostenible. Sumando el territorio de sus países miembro ocupa una superficie de más de 21 millones de km2, representa más del 8% de la población mundial, y entre sus recursos naturales, tiene 1/3 del agua dulce de todo el planeta.
Somos muchos los involucrados como para que nuestros representantes se crean capaces de dejar las diferencias de lado para que no se transformen en un obstáculo y lograr un vínculo responsable que permita el fortalecimiento de nuestros países, para que ello redunde en una mejora de la calidad de vida de los latinoamericanos y caribeños.Integración, paz, igualdad, justicia y desarrollo son conceptos claves que guiarán la etapa que viene y la región – a juzgar por la intencionalidad manifiesta de sus dirigentes- parece estar subiendo al tren correcto.