Cuando en un proceso electoral, un Gobierno actúa en forma parcializada, y/o la autoridad electoral no permite evidenciar el sufragio efectivo, la denuncia de fraude, sea que se haya producido o no, afecta a la democracia.
En México del siglo XX, el enunciado en toda comunicación oficial, fue “sufragio electivo, no reelección”. Sin embargo, el Partido Revolucionario Institucional, el PRI, por décadas, una vez escogido el ungido, hacía funcionar todo el aparataje del fraude desde el poder. Cuando la corrupción ya era desbordante, facilitó que el partido de derecha, Partido Acción Nacional, el PAN, llegue al poder, por dos períodos, con los presidentes Fox y Calderón, retornando el PRI al poder en la elección de julio del 2012, con Peña Nieto. El afectado por los sucesivos fraudes, en los dos últimos procesos electorales, habría sido el candidato de izquierda López Obrador.
En América del Sur, Fujimori en Perú, Menem en Argentina y Uribe en Colombia rompiendo la tradición de la no reelección presidencial inmediata de sus países, con políticas sesgadas de populismo, propiciaron reformas constitucionales. Apartados del poder, Fujimori y Menem han sido procesados penalmente. Uribe es radical opositor del presidente Santos, que con su auspicio fue su sucesor.
En Argentina la sucesión de Néstor Kirchner y su cónyuge Cristina Fernández, esta reelecta, ya han ejercido el poder por tres períodos, en un entorno marcado por la confrontación y la corrupción.
En Venezuela, luego del funeral del presidente Chávez, en un mes y días, lo que parecía que iba ser un triunfo arrollador del ungido Nicolás Maduro -autocalificado de “hijo de Chávez”-, y a pesar de la maquinaria del Estado y del abuso de la chequera del petróleo a su servicio, la diferencia se redujo en cifras del Consejo Electoral, a un ajustado triunfo sobre Henrique Capriles en las elecciones del domingo con 272 865 votos de diferencia (50,66% a 49,07%).
El requerimiento de Capriles ha sido la auditoría electoral, mediante revisión de actas y reconteo de votos. El organismo electoral y el Gobierno rechazaron esa posibilidad. La diferencia ameritaba la mayor y más rápida transparencia en los resultados y se la ha negado. Venezuela está entrando en una espiral de violencia, ¿qué doloroso aquello? Su historia en el último cuarto de siglo pasó de especies de cleptocracias ejercidas por la partidocracia anterior a Hugo Chávez, al gobierno de este líder carismático, confrontador y radical contra el poder norteamericano, con dinero rebosante por los precios del petróleo, pero también con entornos de corrupción, que han llevado a notables diferenciales cambiarios, escasez y carestía de bienes. A su muerte y en su sucesión, ¿qué le espera a Venezuela? Ojalá sea una sensible reducción de la violencia y la corrupción.